Homosexualidad: la inquietud innecesaria



Juan Manuel Ruiz



Opiniones mias sobre el tema de la homosexualidad al respecto de no compartir la opinión de muchos espíritas, hace que, automáticamente,  algunos me coloquen en una posición que no es cierta: la de hacer apología de la homosexualidad, la de pensar que todo vale, etc, etc. Bien, esto (en honor de la verdad)poco me importa, pero viene al caso para compartir esta reflexión con aquellos que este tema les interese.

Para mi ser homo o hetero no hace mejor a una persona, son solo aspectos (naturales) del ser en evolución que, en mayor o menos medida todos llevamos en nosotros. ¿qué diferencia hay entre ciertas fijaciones homosexuales y ciertas fijaciones hetero? ¿Es que por ser hetero esas fijaciones son más “elevadas”? Conozco a homoxesuales a los que jamás podría ver como padres, y en cambio otros que son muchísimo más responsables y equilibrados que muchos hetero. Fijarnos en cuestiones de etiqueta y esterotipo sexual no nos hace avanzar, y menos si somos portavoces de una doctrina de libertad, conocimiento y progreso.

Indudablemente el homosexual debería reflexionar sobre su naturaleza, sus afectos y deseos, etc., no pasar esta vida malgastando su energía genésica en compulsivos romances fallidos y/o aventuras de bajo tenor vibracional. Lo deseable en términos espirituales es ser más consecuente y no acabar en la inercia de las sensaciones y la insatisfacción. Hasta aquí bien…lo que ocurre es que esto también es válido para el patrón heterosexual, es de sentido común…y, sin embargo, muchos espíritas parecen ignorarlo.

Yo tengo muy claro que una cosa es el Espiritismo y otra somos los espíritas (humanos, limitados y condicionados a este o aquel patrón cultural o psicológico). Hay que saber diferenciar ambas cosas para no colocar como espiritista la opinión de un espírita (que puede ser de cuño totalmente personal). En cualquier caso, una cosa es cierta: el rechazo y el prejuicio existen; aunque se disfracen de consejo evangélico y condescendiente o aunque lo diga una figura respetada del movimiento espírita, no importa: esto, evidentemente, es típicamente personalista y nada tiene que ver con la doctrina de Kardec, sino con los residuos culturales atávicos de la etapa patriarcal y machista.

En este asunto hay espíritas con buenas intenciones, pero se les percibe en seguida el esfuerzo que hacen para pasar por alto aquello que consideran (o les indican otros) tabú. Me temo que si fuéramos realmente maduros en la asimilación de los contenidos doctrinarios, tuviéramos más campo de miras y fuésemos más naturales y comprensivos comprenderíamos muchas más cosas (y por supuesto seríamos más aceptados de cara a la galería).

Los Espíritus de la codificación hablaron que el alma no tenía sexo (y esto solo ya debiera darnos que pensar)… pero no apuntaron nada sobre la homosexualidad, y esto extraña a algunos espíritas o lectores del Libro de los Espíritus que se preguntan porque no hay una referencia a este asunto en la codificación…Y no la hay por una razón muy sencilla: simplemente porque no es un atentado para la expresión humana y el desarrollo del ser. Basta aplicar la razón y el sentido común para entender que si los Espíritus viesen en este asunto un error en la trayectoria de las almas no hubiesen vacilado en anotarlo. La propuesta de superación de los instintos primitivos es un alerta para el ser humano en general, independientemente de su sentir emocional o sexual.

Si los Espíritus comandados por Verdad expresaran hoy, siglo y medio después de la bendecida codificación, su opinión específica al respecto, hablarían en inequívocos términos de respeto, integración y normalización.

Los espíritas (precisamente en cuanto a espíritas), deberiamos  revisar algunas cosas que hemos aceptado y dadas por válidas, porque no solamente no son ciertas, sino que además los buenos Espíritus nada tienen que ver con ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario