Francisco Candido Xavier



Juan José Torres
CONFERENCIA

Antes de nada, tengo que decir que esta es la primera vez que presento una conferencia como esta, cuyo tema central es la biografía de una persona. Esto conlleva algunas dificultades a tener en cuenta, y por las cuales, pido anticipadamente disculpas por los errores que pueda cometer.

Una de las principales dificultades que presenta realizar una biografía como conferencia es el hecho de plasmar una vida en una hora, a lo más, una hora y media, y mucho peor cuando el biografiado es Francisco Cándido Xavier. Un hombre, cuyo día a día podía hacernos hablar durante horas y horas sin agotar el tema.

Por ello, a la hora de elaborar esta charla, nos hemos dejado mucho contenido importante en el tintero. Aspectos relevantes de su vida, pero sobre todo de su obra, han sido pasados por alto en este intento de mostrarles a todos ustedes la vida de un hombre que se dedicó a los demás, a la mediúmnidad, a la doctrina espírita, al pueblo.

Otra dificultad con la que nos hemos ido encontrando a la hora de abordar la biografía de Chico Xavier, ha sido las fuentes de investigación. A este respecto, hemos encontrado aquellas de admiradores de Chico, que sorprendidos con los efectos de su mediúmnidad, relatan hechos y acontecimientos de la vida diaria del médium, pero que a veces adolecen de un exceso de admiración, rayando en la idolatría, siempre peligrosa, independientemente del sector filosófico, político, científico o religioso en que se encuentre. Otras nos muestran hechos de la vida moral de Chico, y éstas, que son útiles, no dejan de ser experiencias personales sin mayor relevancia que el mostrarnos lecciones de comportamiento, sin ofrecernos datos concretos y relevantes que nos permitan entender el esfuerzo, la dedicación, los problemas con que el médium se encontraba. Leyendo estos relatos, tenemos la sensación de que Chico era un ser privilegiado, que estaba tan por encima de todo lo terrenal, que parecía no afectarle nada de lo que aquí pasara. A veces uno tiene la sensación de que casi ni le costaba esfuerzo tener un comportamiento ético y moral.

Por otro lado, tenemos la crítica de aquellos que no creen en los espíritus, que ridiculizan todos estos fenómenos, presentándolos, en el mejor de los casos, como engaños del subconsciente. Cuando estos últimos llegan al fenómeno Chico Xavier, la perplejidad surge, sin embargo, se pierden en un mar de conjeturas para intentar explicar, desde su punto de vista, el fenómeno que están observando.

Nos encontramos luego con las observaciones de aquellos que no están en terreno de nadie. De estas últimas es difícil encontrar, y mucho más, cuando de lo que se está hablando es de un tema tan polémico y controvertido como la comunicabilidad de los espíritus.

Después de bucear por diversas corrientes de pensamiento en torno de Chico Xavier, nos hemos propuesto presentar una charla sobre su vida, anotando los hechos que nos han parecido más relevantes a la hora de presentar un resumen biográfico lo más fiel posible a lo que fue su existencia.

Los datos, en su mayor parte, los hemos obtenido de la obra del periodista Marcel Souto Maior, “As Vidas de Chico Xavier”.

Tenemos que decir que el autor no es espírita, y él mismo se conceptúa de escéptico, por lo que hemos evitado algunas referencias que nosotros, -y estamos en nuestro derecho-, ponemos en duda al considerar que esas observaciones están sacadas desde el desconocimiento de una gran parte de las implicaciones que conlleva el fenómeno mediúmnico.

Por otro lado, observamos que Marcel Souto Maior, escribió su libro después del fallecimiento de Chico Xavier, y las fuentes en las que se informó fueron aquellas personas que lo conocieron, y no todas creían en las facultades del médium. Por eso, debemos considerar que no todo lo que encontramos en el libro fue como realmente pasó, sino como lo vivieron aquellas personas que estuvieron involucradas.

Y por último, uno de los objetivos que tenemos al presentar esta charla, es hacerla instructiva. Para ello intentaremos intercalar episodios biográficos del médium con comentarios en torno de esas vivencias.

¿Por qué esta conferencia?

La primera razón que se me ocurre, es apelar al sentimiento de gratitud. La doctrina espírita nos enseña que es deber moral para nuestro crecimiento como espíritus y como hombres, la práctica de la virtud. Pero la virtud no es una, sino muchas. Mejor dicho, la virtud es una, pero puede manifestarse de muchas maneras. El amor, el perdón, la caridad, la paciencia, la benevolencia, la tolerancia, todos estos sentimientos son “virtudes”, como también lo es “la gratitud”.

Esta última, la gratitud, es una virtud bastante olvidada por los seres humanos. 

Es muy común que en el momento de que alguien nos ayude, apelar a nuestro sentimiento de gratitud, mientras tanto, a medida que pasa el tiempo, se nos olvida, nos vamos desligando de esa emoción noble, y comenzamos a “olvidar” que determinada persona nos hizo bien. A veces, incluso echamos un velo en relación a la ayuda que recibimos y llegamos a creer que no fuimos beneficiados. 

Surge por lo tanto, la ingratitud, uno de los defectos más comunes y a la vez más innoble que existe. Porque si la doctrina espírita, junto con las enseñanzas cristianas nos dicen que debemos hacer bien a quien nos hace mal, ¿Cuál no deberá ser nuestro comportamiento para con aquellos que nos hicieron bien? 

Esto no quiere decir que nosotros tengamos obligación de devolverles el favor, tampoco que debamos dejar de ser justos y no ver la realidad al respecto de ellos, mucho menos que tengamos que permanecer obligados hacia esa persona, pero si que no debemos olvidar nunca que en un momento, esa persona pensó en nosotros y nos tendió la mano.

Yo creo que todos nosotros, debemos tener un sentimiento de gratitud hacia Chico Xavier, y ese sentimiento no se puede tener, si no se conoce lo mucho que hizo por nosotros, espíritas, este hombre humilde, sin pretensiones, pobre, que cerraba los ojos del cuerpo y trasmitía al papel mensajes del mas allá, exhortándonos a la práctica del bien, al progreso espiritual, a la paciencia. Conocer la obra de este hombre es otro de los objetivos que nos hemos propuesto a la hora de presentar esta conferencia, porque es muy común oír hablar de Chico Xavier, oír contar anécdotas de su vida, pero no muchos conocen su vida, sus luchas, sus sufrimientos, su pruebas.

Presentaremos pues, la biografía de Chico desde una visión humana, como hombre que fue. Intentaremos presentar los hechos que puedan explicarnos la razón de que un hombre que solo cursó hasta cuarto de primaria, con un trabajo humilde en un almacén de carne, consiguió ser un icono para muchas personas de Brasil y del mundo.

A la hora de abordar la presente conferencia no lo haré mostrando anécdotas de Chico sin un orden cronológico y relativas a su comportamiento mediúmnico y moral. Voy a presentar aquellas anécdotas que puedan darnos una idea de la vida real, contemplando la dimensión social de Chico en Brasil. Esto puede restar emotividad a la charla, pero no pretendo hoy presentar una charla emotiva de Chico, de la que hay miles. El objetivo es mostrar el lado humano de su vida.

No me extiendo más en la presentación, y paso a la conferencia en si.

Francisco Cándido Xavier nació el día 2 de abril del año 1910, en la Ciudad de Pedro Leopoldo, del estado de Minas Gerais. Nació en el seno de una familia pobre de un barrio de Pedro Leopoldo. Su padre se ganaba la vida vendiendo billetes de lotería, con un sueldo pequeño que apenas si llegaba para sustentar a la familia, que pasaba apuros económicos y necesitaba economizar para poder seguir adelante justo con lo necesario.

Hasta la edad de cuatro años, Chico no presentó nada que lo hiciera parecer especial. Fue a esa edad cuando su mediúmnidad comenzó a manifestarse.

Un día estaban sus padres hablando del aborto de una vecina. Ellos estaban confabulando en torno a las causas que habían producido el aborto. De pronto el pequeño miró a sus padres y les dijo:

-Ustedes se equivocan. La causa del aborto fue una anidación inadecuada del cigoto, lo que le llevó a tomar una posición ectópica que impidió el desarrollo natural del feto.

Los padres se quedaron sorprendidos. Cuando le preguntaron al niño quién le había dicho eso, el niño les respondió:

-Nadie me lo dijo. Simplemente lo sabía.

En el año 1915, falleció su madre. Fue la primera prueba que el médium tendría que pasar.

Al asistir al funeral, Chico recuerda la sensación de vacío y desprotección que sentía. Su padre le había dicho que iría a vivir con su tía por un tiempo, y él esperaba encontrar en ella el cariño que creía haber perdido con la muerte de la madre. Al dirigirse a la casa de la tía, Chico caminaba detrás de ella, que avanzaba rápido, obligando al sobrino a tener que correr a veces. A cierta altura de la caminata, que no era corta, el joven vio la mano de la tía y decidió cogerse para hacerse más fácil la caminata, sin embargo esta la apartó y Chico agarró el vacío. Un vacío que sentiría todo el tiempo que conviviera en casa de la tía.

Allí comenzaron sus pruebas. A penas tenía 5 años cuando era obligado a trabajar duramente en tareas que requerían una fuerza física que no tenía. A veces, el niño se revelaba ante el trabajo y el resultado era una paliza. A penas si le daban de comer, y si protestaba, el resultado era otra paliza, por lo que fue una época donde Chico pasaba casi todo el día y la noche llorando y añorando los días felices en que su madre vivía.

La tía había conseguido intimidar mucho al sobrino con un tenedor. Cuando Chico no cumplía correctamente con las tareas arduas que le imponían, ella rasgaba la barriga del niño con el tenedor. En una ocasión se le fue la mano, y le hizo una herida en la barriga, y para evitar que la gente viera la herida, le puso a Chico una camiseta de niña, de color blanco con ribetes azules que le venía grande. De esta forma la herida quedaba completamente cubierta.

Cuando iba por la calle, los demás niños se reían de él. Nunca llegó a ver la gracia de aquello.

En otra ocasión, otro niño, sobrino de la dueña de la casa, y que era su preferido, fue mordido por un perro. La herida se infestó y tomó un aspecto sospechoso, por lo que la tía decidió llevarlo a una curandera del barrio. Ella puso tratamiento: “La herida tenía que ser lamida por otro niño”

-¿Vale Chico? – Preguntó.
-Claro, vale cualquier niño.

El futuro médium, al enterarse de que había sido designado para lamer la herida del primo, miró la herida y sintió náuseas, por lo que sin pensarlo, salió corriendo intentando huir, se escondió debajo de un árbol y comenzó a llorar. Contaba casi con siete años. Sin percibirlo, alguien se acercó y se puso delante de él, y con una voz que nunca olvidaría, le preguntó:

-¿Qué pasa contigo? ¿Por qué lloras?
-¡Mamá! –Grito el niño lanzándose a sus brazos.
-Hijo, ¿por qué huiste del deber?
-Mamá, me daba asco la herida.
-¿Pero te das cuenta de lo que pasará si no obedeces a tu tía? Si no la obedeces, ella te dará una paliza, te obligará a lamer la herida. ¿No es mejor que lo hagas voluntariamente?
-Bueno, pero ahora estás tú aquí. Ya no tendré que lamerle la herida.
-Hijo, yo no puedo quedarme. Se valiente y ve. Obedece a tu tía. Pronto te enviaré un ángel que cuide de ti.

El joven quedó triste y desilusionado. Volvió resignado y se dispuso a servir de tratamiento para la herida del primo.

Hoy, cuando Chico Xavier rememora aquellos hechos de su infancia, agradece a Dios por no haber tenido facilidades en ella, y al nombrar a su tía, dice que ella es su “maestra”.

Joanna de Ángelis, en su libro Autodescubrimiento, hace mención de los diferentes niveles de conciencia en que los seres humanos transitamos. Ella establece que existe la conciencia dormida, la conciencia dormida con sueños, la conciencia del yo, la conciencia trascendente y la conciencia cósmica.

La mayoría de los seres humanos, aún transitamos por un estado de conciencia dormida con sueños. Porque tenemos aspiraciones, nos ilusionamos, volcamos nuestro potencial en la adquisición de cosas, mientras tanto, dormimos a la realidad completa de la vida. En este estado evolutivo, el dolor viene a ser parte de ese proceso de despertar hacia la conciencia del yo, viene a decirnos que por el camino que andamos no vamos bien, y como consecuencia de nuestra falta de preparación, el dolor genera traumas emocionales de larga y difícil solución, cuyo desencadenante final, en el proceso evolutivo de nuestro espíritu, tiene como consecuencia hacernos tomar conciencia de lo que realmente vale la pena, que es nuestro interior, ya que cuando nuestro interior se encuentra perfectamente, lo externo no deja de ser circunstancial y pasa por nosotros quizás rozándonos, pero nunca hiriéndonos. La autora de esta idea, explica que pocos son los que se encuentran en un estado de conciencia trascendente. Estos pocos, saben sacar la lección del dolor directamente, sin necesidad de traumas posteriores porque la lección fue aprendida. Chico Xavier ya adulto, comprendió la utilidad de esos sufrimientos y se posicionaba ante ellos como alguien que realmente comprende la trascendencia de la vida, y comprende que en la creación no hay fallos porque Dios es perfecto. De esta forma, logra aprender de los problemas, trasformándolos en remedios para superarse y crecer.

Poco después del episodio de la herida del primo, su padre se casó de nuevo.

La nueva esposa puso una condición. Lo primero que debería hacer el matrimonio sería recoger a todos los hijos dispersos y formar un nuevo hogar. 

Cidália, se convertiría en una abnegada madre para Chico.

Dos años después de volver al hogar la compenetración entre ambos era muy grande. Un día la “madrastra” habló con el joven:

-Las necesidades económicas por las que estamos pasando son muy grandes. Tú ya tienes 9 años y quisiera pedirte una cosa, ¿quisieras colaborar conmigo en la plantación de una huerta? Entre los dos podríamos sacarla adelante, y tendríamos para pagar tus estudios y los de tus hermanos.

La alegría invadió al niño convertido en hombre. La sensación de sentirse útil gratificaba los esfuerzos que tenía que hacer. Cargaba agua para regar, sembraba, cuidaba, arrancaba las malas hierbas, vendía la verdura y la fruta obtenida, pero la recompensa era grande. ¡Al fin podría realizar sus estudios sin ningún problema! Y lo que era más importante para él, sus hermanos también podrían hacerlo.

Trascurrieron dos años. Un día su padre traía una noticia.

Se abriría una fábrica y se necesitaba mano de obra barata. Especialmente de niños que trabajaran por poco y no dieran muchos problemas. Era una oportunidad para introducirse en el mercado laboral. Los horarios eran compatibles con los estudios, por lo que Chico podía trabajar, -algo que se necesitaba en el hogar-, y a la vez, continuar con sus estudios, que era lo que más ilusión le hacía.

El horario estaba fijado: Chico se levantaba a las 7:30 de la mañana. De 8:00 a 13:00 asistía al colegio, a la 13:00 volvía a casa, comía, dormía un poco, y a las 14:45 salía para la fábrica. Trabajaba de 15:00 de la tarde a la 1:00 de la madrugada. Chico aceptó contento de poder ser útil.

En el año 1922, se celebraron los 100 años de la independencia de Brasil. Con motivo de una fecha tan importante, se realizó un concurso de redacción para chicos de primaria de todo el estado, y por supuesto, todos los colegios de Pedro Leopoldo se dispusieron a enviar las redacciones de sus alumnos para el concurso.

Todos los alumnos escribían la redacción. Todos menos uno. Chico se hallaba a punto de comenzar, cuando un hombre de mediana edad le dijo que escribiera lo que le iba a dictar. Él consultó con la profesora que, la que lógicamente pensó que estaba loco, pero ya estaban acostumbrados con esas cosas: -Pues obedece y escribe lo que te dicte, -dijo ella para no ser incomodada.

El resultado se publicó posteriormente. No había ninguna duda. El premio se iba a Pedro Leopoldo, a un joven llamado Francisco Cândido Xavier. El premio venía acompañado por una mención honorífica. Él repetía: -“No merezco el premio, yo no escribí nada, todo me fue dictado”.

Difícilmente aquél rapaz que caminaba descalzo, con la piel quemada por el sol y las manos encallecidas por el arduo trabajo, podría imaginar que esa iba a ser la frase que más iba a tener que repetir a lo largo de su vida.

En el año 1927, cuando Chico contaba con 17 años de edad, una hermana suya enfermó gravemente. Los padres intentaron todos los medios para la recuperación de la hija, pero todos los remedios eran inútiles. El padre, viendo el estado en el que se encontraba la joven decidió acudir a un matrimonio que tenía fama de hablar con los muertos, pero cuyos resultados sanadores en algunos casos los habían hecho famosos. Por eso, decidido a desafiar los comentarios mordaces de la gente, tomó a la joven enferma y se dirigió a la casa del matrimonio. Chico Xavier acompañaba a su padre. El diagnóstico fue claro: la joven presentaba un proceso obsesivo, ella necesitaba pases, agua fluidificada, oración. Ella se recompuso aquel día un poco, Chico se quedó fascinado. Esa misma noche comenzó a leer El Evangelio Según el Espiritismo.

A los pocos días, el joven de Pedro Leopoldo se dirigía a hablar con el párroco del barrio. El párroco había acompañado todos los momentos de Chico Xavier, incluso cuando él le contaba cosas extrañas. Un día el médium le dijo al padre en confesión: -“Durante la celebración de la misa, veo hombres y mujeres ocupando los asientos vacíos. Otros acompañaban al cura mientras predicaba, y observaba que al distribuir las hostias uno de ellos se acercaba y las irradiaba con luz”.

El sacerdote le decía a Chico que los muertos no vuelven de la tumba a comunicarse con los humanos, que lo que veía era el propio Satanás y Chico se veía cumpliendo penitencias absurdas para librarse de la influencia del ángel caído. Por ejemplo, en una ocasión tuvo que rezar mil avemarías de seguido. Mientras lo hacía, un espíritu burlón le hacía muecas con la cara. El diablo no desaparecía, pero sus rodillas quedaron doloridas por varios días.

Aquel día Chico Xavier quería hablar con el sacerdote para agradecerle todo lo que había hecho por él, y para comunicarle que había encontrado solución a lo que le pasaba. Que no estaba loco ni influenciado por Satanás. El sacerdote le previno de los peligros que corría, pero la decisión del joven era firme.

-Padre –dijo el médium. – no quisiera despedirme de usted y quedar enemistados. Le ruego que me bendiga.

El cura lo bendijo y profetizó:

-Estoy seguro que sea cual sea el camino que emprendas, recibirás la bendición de Dios.

A la semana siguiente ya participaba de forma regular de las reuniones evangélicas del matrimonio. Su hermano, José Cândido Xavier también participaba en las reuniones.

A los pocos días, la anfitriona vio a un espíritu alto y fuerte, con una aureola de disciplina que imponía. El espíritu le dijo a la señora que comunicara a Francisco que tomara el lápiz. La señora lo comentó y el médium tomó el lápiz, quedó inconsciente y comenzó a escribir con una velocidad febril, con los ojos cerrados, 17 páginas fueron recibidas. Ellas hablaban del trabajo espírita, de la necesidad de estudiar atentamente las obras de Kardec, de la importancia de poner en práctica las enseñanzas contenidas en el Evangelio y terminaba así:

Nos hayamos nuevamente juntos. Los libros que tenemos delante, (El libro de los Espíritus y El Evangelio según el Espiritismo) son dos tesoros de luz. Estúdielos, cumpla sus deberes, y en breve la bondad de Dios nos permitirá mostrarle sus nuevos caminos.
María Joao de Deus.”


Chico se esforzaba por cumplir el consejo de su madre. Leía, estudiaba, ayudaba cuando podía, trabajaba con la mediúmnidad, asistía al centro espírita, y todo lo hacía con una responsabilidad inusual, mucho menos en un joven de 17 años.

Trascurridos algunos meses, el médium cerro los ojos y comenzó a escribir con la velocidad vertiginosa de siempre, pero había una diferencia, no estaba escribiendo en prosa, sino en poesía, la sorpresa vino cuando apareció la firma, que correspondía a un poeta ilustre de Brasil, cuyo nombre era respetadísimo en los círculos académicos del país, muerto hacía algunos años. Aquello causó la precaución de los integrantes del grupo. El fenómeno se repitió en las reuniones siguientes, por lo que el grupo decidió que era necesario estudiar esas comunicaciones. Fueron entregadas a un amigo de la familia, que tras examinarlas declaro que pese a no  ser un experto, podía afirmar que la calidad de los poemas era notable.

Los poemas comenzaron a publicarse en revistas espíritas y todos ellos iban firmados. Médium: F. Xavier.

Los elogios llegaban al médium de todas partes. La gente se quedaba sorprendida con la perfección de la composición de las estrofas, que se sucedían unas tras otras. F. Xavier comenzó a sentirse muy mal. Él decía:

-No soy merecedor de tantos elogios. Yo no hice nada, simplemente cerré los ojos y puse en el papel lo que ellos me dictaban, no merezco todo esto.

Decidido, hizo público los nombres de los autores que componían los versos. Cuando los poemas comenzaron a publicarse bajo las firmas de nombres de ilustres poetas el mundo espírita comenzó a dudar. “Los poemas son buenos, pero ¿será verdad que son de quien dice Chico que son? ¿No será que el médium se estará sugestionando poniendo nombres de poetas ilustres?”

Comentarios como este iban unidos a la vanidad, el orgullo, el deseo de destaque.

Un efecto contrario al anterior se produjo. Chico Xavier se vio envuelto en una lluvia de críticas, calumnias y acusaciones de todo tipo. Muchos espíritas que leían los poemas, no dejaban de opinar “críticamente” sobre ellos, y mucho más, sobre la procedencia.

El médium se quedó muy triste. Decidió que contestaría a todos los comentarios, que se defendería y se haría justicia. Diría que si efectivamente estaba engañado no había sido consciente de ello, que solamente trasmitía lo que “ellos” le decían y que nunca pretendió convertirse en objeto de polémica. Estaba reflexionando sobre ello, cuando su madre desencarnada se le presentó.

-Chico, -le dijo. – “Cuando tú estés con estas reflexiones, debes hacer una cosa. Para no obrar de forma imprudente, beberás el agua de la paz”.

Él buscó aquella agua milagrosa en farmacias, pero no encontró nada. Cuando volvió a presentarse su madre le preguntó:

-¿Qué es eso del agua de la paz? No he encontrado dicha agua en ningún lugar.
-Pues está muy cerca. Aquí mismo, en el grifo. El agua de la paz es agua corriente. Cuando tú estés dispuesto a protestar, toma agua y no la tragues, mantenla en la boca y reflexiona en lo que vas a hacer. Cuando la rebeldía se halla pasado, lanza el agua fuera. Entonces podrás actuar con prudencia y acierto.

Aquella misma noche, en reunión mediúmnica, Chico Xavier psicografió:

“Mi hijo si tu quisieras
Mucha paz y guerra poca
Trabaja sin murmurar
Y aprende a callar la boca.

Ese consejo, lo hubo de poner en práctica durante toda la vida.

En el año 1932 salió a las librerías “Parnarso Alen – Túmulo” el primer libro de Francisco Cândido Xavier. La sorpresa fue general, 54 poemas firmados por 14 escritores ilustres de Brasil, todos fallecidos, fue la causa de una revolución en los medios académicos y literarios del Estado.

Críticos severos y conocedores de literatura analizaron meticulosamente el libro, todos quedaban sorprendidos.
¿Cómo es posible, que un joven con 22 años y sin estudios pudiera haber escrito aquellos poemas? En ellos se veía sin lugar a dudas en estilo de Augusto dos Anjos, Casimiro de Abreu, Auta de Souça, y otros muchos, pero, si el joven de Pedro Leopoldo tenía la capacidad de poder imitar a la perfección a poetas tan ilustres, ¿por qué razón no se atribuía el mérito de la obra? ¿Por qué razón esta joven, que por los poemas recibidos debería ser un genio, decía algo tan absurdo, como que no era él, sino los espíritus los que habían escrito esos poemas? ¿Por qué razón Chico Xavier se exponía al ridículo, cuando podía convertirse en famoso y millonario? ¿Cuál era la razón por la cual seguía viviendo en la pobreza, cuando podía codearse con la flor y nata de la sociedad Brasileña? Nadie lograba entender estas razones, pero la idea general que comenzó a circular sobre Chico Xavier, era que lógicamente tenía que estar loco.

Otros, -mucho más audaces- decían que todo no pasaba de un fenómeno de marketing. Chico Xavier quería llamar la atención y pronto convocaría una rueda de prensa para anunciar que él era el autor de los poemas.

Y otros, se atrevían a decir que todo no pasaba de un fraude de la Federación Espírita Brasileña, la cual había contratado a escritores que imitaban a los poetas, y previo pago a Francisco Cândido Xavier, este decía haber recibido de los espíritus esos mensajes. La finalidad era indiscutible, convencer a la gente de la comunicabilidad de los espíritus.

Desde aquél momento, Chico decidió conservar todos los mensajes, -decisión providencial-, pues en varias ocasiones pudo presentar las pruebas palpables de que los escritos habían salido todos de su puño y letra.

Independientemente de las críticas mordaces que surgieron ante el fenómeno del joven ignorante que se atribuía ser portavoz de los poetas muertos, éste se fue tornando objeto de la crítica literaria del estado. Poetas, escritores, miembros de la Academia de las Letras Brasileña, todos se permitían opinar sobre Chico Xavier desde sus puntos de vistas, la mayoría rayando en la ironía y en la crítica despectiva.

Un poeta ironizó:

Si ellos vuelven y nos hacen la competencia delante del público, sobre todo, delante de los editores, dispensándoles el pago de los derechos editoriales, ¿qué destino tendremos los escritores vivos que luchamos hoy con tantas dificultades?
Esta crítica irónica a la obra de Chico Xavier estaba firmada ni más ni menos que por el respetado e ilustre escritor Humberto de Campos. Lo que el escritor no sabía, es que poco después él mismo iría a firmar relatos a través de la pluma del médium, ya que moriría dos años después de hacer este comentario.

Con esto podemos hacernos una ligera idea de la repercusión que el libro tuvo. Dice Hegel “que se conoce el valor de una idea por las resistencias que esta provoca”. Sin lugar a dudas, la posibilidad de que los muertos vuelvan a traer noticias del más allá era una idea difícil de asimilar.

Muchos escritores viajaban a Pedro Leopoldo para visitar al médium. Delante de ellos, y con páginas que habían sido previamente analizadas y firmadas, Chico Xavier escribía con los ojos cerrados y a velocidad increíble mensajes, poemas, cartas, causando sorpresa general en los presentes. Muchos de ellos salían sin dar crédito a lo que veían, sobre todo cuando acompañaban al joven en su vida diaria, tomando contacto con la vida de pobreza, trabajo y dedicación del médium, que caminaba descalzo por no tener para comprarse calzado. Lo que más les sorprendía a todos estos escritores que intentaban descifrar el enigma de Chico Xavier, era el echo de que después de ser el escritor que más vendía del país, seguía viviendo en la pobreza y dando todos los derechos de autor para obras de ayuda a las personas necesitadas. Ya se calculaba que Chico Xavier podría tener una renta que le permitiera vivir sin problemas en resto de su vida, y sin embargo, seguía trabajando, seguía descalzo. Daba todo a los demás, a los pobres, a los que sufrían. Cuando alguien lo elogiaba sobre esa obra social y caritativa, él siempre decía lo mismo: -“No merezco elogios. Yo no hice nada, fueron los espíritus quienes escribieron, ellos son los autores del libro, no yo, por eso, no puedo quedarme con un solo céntimo de los beneficios.”

Trascurría el año 1933 cuando José Felizardo Sobrino, poeta, escritor, ensayista, compró el libro de Chico y decidió examinarlo. No le cupo duda, tenía que conocer al autor. Viajó a Pedro Leopoldo y se entrevistó con el médium, lo acompañó por la casa humilde, por el huerto y la fábrica. Estuvo con su padre y hermanos quedando sorprendido por la pobreza en que vivían. Chico le contó un poco su trabajo en la fábrica a los 11 años, sus estudios interrumpidos por falta de oportunidad, su trabajo actual que le ocupaba 12 horas, como destinaba todo su sueldo para ayudar a sus hermanos, al final del día José estaba convencido. Chico no mentía, había algo más que una farsa en aquel fenómeno.

Al día siguiente trajo una feliz noticia. Daría trabajo al médium en Bello Horizonte, incluso procuraría que recibiera clases nocturnas para ampliar su cultura. La alegría fue general.

Mientras tanto el médium preguntó a Emmanuel si estaba bien abandonar a la familia. El guía fue claro: “Por ahora tu trabajo está aquí, no debes ir”.

-No voy, .dijo el joven a su padre y a José Felizardo. –Mi trabajo por ahora está aquí, Emmanuel me recomienda quedarme.

El padre entró en cólera y apeló al buen sentido. Chico lo oía y en el fondo le daba la razón. Trabajando en Bello Horizonte podría ayudar más a la familia que aquí, y sus trabajos mediúmnicos no necesariamente tenían que ser interrumpidos. Volvió a preguntarle al guía y este le dijo:

-Seguimos pensando que tu tarea está aquí, pero no queremos influir negativamente en tu padre. Si lo consideras oportuno, puedes ir.

Chico acompañó a José Felizardo, que estaba más interesado en presentarlo a sus amigos y colegas que en cumplir la promesa de empleo. El joven se veía forzado a asistir a reuniones con literatos, académicos, críticos, poetas, que lo miraban como un bicho raro. No dejaban de hacerle comentarios sobre literatura, a los que respondía siempre con una sonrisa y disculpándose por su ignorancia. 

Se había convertido en objeto de burla para muchos, que se divertían con aquel muchacho sin modales e ignorante, por lo que tenía que soportar las ironías de las que era constantemente objeto.

El tiempo trascurría y el empleo no venía, Chico cada vez estaba más desesperado. Pensaba en sus hermanos, en su padre y en las dificultades por las que estaban pasando, y él allí sin hacer nada para ayudar.
No pudo soportar más de tres meses, decidido, visitó al “amigo” José Felizardo Sobrino y se despidió. Habló de la necesidad de volver al trabajo para ayudar a la familia, de su propia necesidad personal de hacer algo útil. Después se dirigió al tren.

Esperando, observó que dos hombres a los que no conocía se acercaron a él y se presentaron. Eran amigos de José y traían una buena noticia. ¡Tenía empleo! Además todo estaba dispuesto para que recibiera estudios nocturnos. Chico casi saltó de alegría. Se acordó de su padre, de sus hermanos, de su familia, ¡ahora podría ayudarles! La alegría era efímera, pronto oiría a los interlocutores.

-Todo está dispuesto, simplemente ponemos una condición. Debes decir que el libro lo escribiste tú, que no es obra de los espíritus.

-Ustedes me están pidiendo que mienta, y lo que es peor, que me mienta a mi mismo. Discúlpenme, tengo que tomar un tren.

El joven médium se sintió herido y traicionado. Emmanuel se presentó y le dijo: 

-“El médium consciente sabrá que el sufrimiento le es necesario para evolucionar”, explicándole que esa experiencia no debía ser tomada como un fracaso, sino como una oportunidad de aprendizaje. En el fondo Chico comprendía que había sido advertido por Emmanuel y no oyó la advertencia.

Chico regresó y se integró en la rutina diaria de su vida. Trabajaba en el almacén durante 12 horas diarias, asistía al centro espírita, continuaba con sus trabajos mediúmnicos, practicaba la caridad. Las críticas se hacían cada vez más fuertes. Debates de televisión, en el que asistían sacerdotes, científicos, médicos psiquiatras, hablaban largo y tendido sobre la supuesta mediúmnidad de Chico. Las conclusiones eran diversas, desde que todo no pasaba de un fraude bien elaborado, hasta la posesión demoníaca que tenía el joven. No faltaban las afirmaciones categóricas de científicos renombrados que aseveraban que la mediúmnidad no existía, que todo no pasaba de mero efecto del subconsciente en el mejor de los casos, llegando a afirmar que Chico simplemente era un enfermo mental.

El médium contestaba a todas las críticas con el consejo que recibió de su madre, “el silencio y el trabajo”. No se venía abajo. Las críticas se sucedían, más los mensajes continuaban desafiantes. Otros nuevos poetas se hacían presentes por su mediúmnidad, y su silencio hablaba más alto que todas las voces juntas.

En el año 1935 el reportero del famoso periódico “El Globo”, Clementino de Alencar, estaba decidido a descubrir el fraude. Para ello visitó el grupo espírita Manoel da Nóbrega para asistir a las reuniones famosas. Aquel día chico psicografió un mensaje totalmente ilegible. Al ser observadas todas las letras sin sentido, los asistentes pudieron verificar que el mensaje estaba escrito de forma especular, es decir, de atrás para adelante. El mensaje solo era legible si se leía en el reflejo de un espejo, pero eso no era todo. El mensaje estaba en inglés, idioma que el médium no conocía.

La traducción del mensaje era la siguiente:

Mis queridos amigos espiritualistas,
El conocimiento del hombre no es nada delante de la muerte. Soporten sus cruces con paciencia y coraje. El dolor y la fe son los mayores tesoros terrenos y el trabajo es el oro de la vida. Para todo, entretanto, creyentes o no, aquí está nuestro gran mensaje: Dios es nuestro padre, nosotros somos hermanos, amémonos los unos a los otros.

Después psicografió diversos poemas de algunos autores. El periodista se llevó todo al hotel. Analizaba atónito todo el material que se había traído del centro espírita. Poemas, mensajes en inglés, cartas. No daba crédito a lo que había presenciado. Esa misma noche escribió que el caso era más complejo de lo que se podía suponer tras una toma de contacto, y por lo mismo, necesitaba más tiempo para tener una idea al respecto.
Clementino necesitaba más pruebas. Para ello decidió hablar con diversos colegas, y les pidió que formularan, en lenguaje técnico, preguntas relativas a las diferentes áreas del conocimiento. Esas preguntas serían echas al médium que debía contestarlas satisfactoriamente.

La primera era sobre economía.

1ª - Dado el aumento de la población mundial y la escasez de la riqueza necesaria a la circulación y asociación del sistema monetario, teniendo además por base cierta exportación de cada país, ¿conseguirá, por la emisión de aquella base, regular el fenómeno del intercambio?

La respuesta fue recibida de inmediato. Con los ojos cerrados y a velocidad de vértigo, el médium plasmó en el papel comentarios diversos sobre la cuestión planteada. Cifras y cifras respaldaban la teoría que intentaba responder a la pregunta, el mensaje fue cerrado con la firma de Joaquim Pedro d’Oliveira Martins, diputado, ministro de hacienda y miembro de la Academia de Ciencias de Lisboa, muerto en el año 1894. El médium ni siquiera lo conocía. Durante horas Chico respondió a la totalidad de preguntas, no solo dando respuestas lógicas y racionales sobre los temas presentados, sino también utilizando el lenguaje académico de cada una de las ciencias a las que las preguntas aludían.
El periodista estaba casi convencido, pero quería más.

Haría las preguntas en inglés. Chico no conocía ese idioma y era muy difícil que pudiera prepararse las respuestas a preguntas que no conocía y que le serían formuladas en un idioma que desconocía por completo.
La primera pregunta era la siguiente:

1ª- Have you, spirits, any power upon the future of our living friends?
De inmediato llegó la respuesta.

-Todos nos estamos vivendo. (Emmanuel)

La pregunta del periodista era: ¿Vosotros los espíritus, tenéis algún poder sobre nuestros amigos los vivos? La respuesta de Emmanuel hacía referencia a la pregunta declarando que ellos también están vivos.

El periodista continuó preguntando en inglés, y Emmanuel respondiendo en portugués. Pero Clementino quería más, quería respuestas en inglés. Decidió hacer la petición, pero no la haría al médium, sino la preguntaría mentalmente. Pensó entonces:

-En inglés, las respuestas en inglés.

Emmanuel seguía respondiendo en portugués y él seguía mentalizando la petición.

Al realizar la última pregunta, la respuesta vino en inglés, 18 líneas escritas en un inglés perfecto, y la respuesta terminaba con una pregunta:

-Do you have more questions?

(¿Tienes más preguntas?)

El periodista estaba convencido. Fue para el periódico y escribió una serie de artículos donde explicaba todas y cada una de las pruebas que había hecho a Chico Xavier, incluyendo diversas entrevistas. Por ejemplo, una a Melo Teiseira, profesor de psiquiatría de la universidad de Bello Horizonte, el cual afirmó que solo desde la ignorancia se podía hablar de locura en el caso de Chico Xavier. El fenómeno dijo, puede ser que se escape a los patrones normales del comportamiento del ser humano y por lo mismo no se encuentre dentro de la definición de nuestras ciencias, pero nada hace suponer que sea un fenómeno resultante de una actividad patológica.

La fama del médium minero crecía y con ella, multitudes de personas acudían a Pedro Leopoldo para visitar al joven humilde, que sorprendía a todos, más por su vida pobre y sencilla que por las connotaciones mediúmnicas que presentaba. El tiempo de Chico se volvió de oro, y tenía que disciplinarse cada vez más para atender a todas las tareas que su situación le iba exigiendo.

A esta altura, me voy a permitir ciertas reflexiones en torno a la situación de Chico de cara a la investigación mediúmnica.

Con la aparición del médium, el fenómeno mediúmnico se hizo público para una gran parte de las personas del estado de Minas Gerais. Posteriormente su fama se extendió a todo el Brasil, lo que permitió que millones de personas pudieran tener una opinión fiable de la mediúmnidad. Gracias a su facultad, muchos se convencieron de la realidad de la vida después de la muerte, pero lo que es mucho más importante, que ésta facultad fue presentada a la multitud desde una visión espírita, muy por encima de la visión torpe que se ofrece de ella por médiums con facultades relevantes, pero cuyo comportamiento no es esencialmente espírita, perjudicando la visión que puede ofrecer de la importancia de la facultad mediúmnica.

Hasta la época de Chico Xavier, Brasil era muy parecido a España en relación a la divulgación de los fenómenos mediúmnicos. Muchos médiums con facultades dudosas, deseosos de protagonismo y popularidad, no tenían escrúpulos en presentarse a la sociedad con comportamientos extravagantes y absurdos, ofreciendo explicaciones encontradas delante del fenómeno mediúmnico y mostrando un comportamiento moral censurable. La aparición de Chico en la sociedad como médium poseedor de unas facultades objetivas y claras, y además apoyado por la explicación lógica que ofrece el espiritismo así como por un comportamiento ético y moral ejemplar, situaron a la doctrina espírita en el blanco de mira de multitudes, lo que favoreció enormemente la divulgación del espiritismo por todo Brasil. Por ejemplo, las cifras decían que desde la aparición de Chico Xavier, y de esto hablaremos más adelante, en el programa Pinga Fogo, la cifra de espíritas en Brasil en un periodo de 10 años se multiplicó por 3. Baste esta mención para tener una idea de la importancia del médium en el movimiento espírita Brasileño.

Aún así, tenemos que considerar que Emmanuel no aprobaba que su protegido se dedicase a la investigación científica, afirmando que no era necesario que Chico se sometiese a exámenes de todos aquellos que deseaban confirmar por sí mismos la mediúmnidad. Decía que las veces que Chico se había sometido a esas pruebas eran suficientes para que alguien de buena voluntad pudiera confirmar científicamente la realidad del fenómeno, y que la obra de Chico era otra que la de servir de conejillo de indias para todo aquél que quisiera informarse de la mediúmnidad. Siempre le decía que su obra estaba vinculada a los libros, y que formar lectores era formar personas con educación, que para Emmanuel era siempre lo más importante.

Después de las publicaciones del reportero Clementino de Alencar, el almacén donde Chico Xavier trabajaba entró en quiebra, se hizo suspensión de pagos y Chico pasó a trabajar como mecanógrafo en el Ministerio de Agricultura. Su tarea era pasar informes a máquina referentes a las cuestiones pertinentes del ministerio en el que trabajaba.

Por aquella época el número de personas que acudían a Pedro Leopoldo para visitar al médium eran considerables, exigiendo de Chico una dedicación casi absoluta a los demás.

Las personas iban dispuestas a ver el fenómeno de la mediúmnidad, y se encontraban dentro de una reunión donde se leía el Evangelio y se hacían comentarios referentes a las lecciones de Cristo. El médium, después de la reunión evangélica escuchaba a la gente que acudía ayudándoles en la comprensión de las razones por las cuales estaban pasando por esas pruebas.
Por aquella época aparece en la mediúmnidad de Chico Xavier el Dr. Becerra de Meneses, y sus famosas recetas.

Bastaba con poner en un papel el nombre y la dirección de la persona enferma y Chico psicografiaba el tratamiento a tomar. No era necesario poner la enfermedad. La mayoría de las veces se daban remedios homeopáticos.

Algunos salían desilusionados con el remedio, porque no siempre la receta era algún medicamento homeopático, algunas veces las recetas decía:

“El señor precisa mantener la calma, procuraremos ayudar en la medida de nuestras posibilidades”

Otras recetas decían:

“Buscaremos orar por usted, quede en paz”

La gente quería remedios concretos, no esas definiciones imprecisas.

Cuando se presentaba algún fallo en la recepción del mensaje, Chico decía siempre lo mismo: -“Todo médium es falible. Volveremos a consultar”.

Para evitar perjudicar a nadie con los posibles fallos en la recepción mediúmnica, Chico puso una serie de normas relativas a la curación.

1ª- No recetaría medicamentos alopáticos a nadie. Solo recetaría aquellos que son inocuos para la salud de las personas.
2ª- No prometería la curación a nadie.
3ª- Las recetas estarían acompañadas, salvo en los casos más leves, de la recomendación de asistir al médico.
4ª- No trasformaría la reunión en un centro de curanderismo. La actividad básica de las reuniones sería siempre el estudio de la doctrina espírita, y la curación se haría en horarios determinados y bajo las condiciones expresadas arriba.

La presencia cada vez de más gente, se tornó un problema para Chico. Las personas llegaban con problemas, con necesidades y exigían de Chico una dedicación absoluta. Hubo días que comenzó a atender y no terminaría hasta 6 u 8 horas después, por delante de él habían pasado 300 personas aproximadamente y el médium atendía a todos con cariño y bondad, sin cobrar jamás un solo céntimo. Si alguien le dejaba dinero o un regalo, inmediatamente lo daba a personas pobres y necesitadas.

En cierta ocasión, un señor le dejó un reloj de oro. Chico Xavier le dijo que no quería nada pero el señor insistió. Como no cedía, el médium tomó el reloj y lo dio a una señora pobre que iba detrás del caballero, el cual dijo:

-Pero yo el reloj se lo he regalado a usted.

Chico Xavier lo miró y dijo:

-Está bien, si me lo ha regalado, el reloj es mío, y como es mío hago con él lo que creo que es mejor. Por eso se lo regalo a esta señora que sin lugar a dudas lo necesita mucho más que yo.

Tanto trabajo, tanta asistencia a personas con problemas, hacían que Chico terminara agotado.

Además la gente era muy exigente con Chico. Por ejemplo un día una señora que tenía un problema, acudió a Pedro Leopoldo para visitar al médium, como el centro espírita no estaba abierto, acudió a la casa del médium y fue recibido por una de sus hermanas, la cual le confirmó que Chico estaba trabajando. Ella acudió al trabajo y el jefe, que lógicamente no quería intromisiones en el trabajo, le habló a la señora diciendo que Chico no se encontraba allí, que había ido para la casa. Volvió a la casa y recibió otra respuesta evasiva: -Chico está en el centro espírita- dijo otra hermana del médium para quitarse del medio a la señora, que fue al centro espírita y continuaba cerrado. La mujer esperó a la hora de la reunión, y al llegar, se dirigió al médium y le gritó:

-Quien te has creído que eres. He estado todo el día de arriba para abajo intentando encontrarte. ¿Acaso crees que no tengo nada mejor que hacer que perder un día entero para encontrarte?- Y acto seguido propinó una bofetada al médium, que incorporándose de la dolorosa sorpresa, intentó defenderse. 

Emmanuel apareció delante de él y le dijo:

-No te defiendas. Atiéndela en sus problemas.

Chico atendió a la mujer, y cuando estaba más calmada, le explicó que él era un hombre normal, que necesitaba de un trabajo para vivir. Que tenía que ser respetado en sus momentos profesionales, y que su jefe le había mentido para no interrumpir la tarea que la obligación profesional le hacía cumplir. La mujer, ya calmada, reconoció el error y se despidió de Chico agradecida.

Cuando Emmanuel volvió a aparecer, Chico le preguntó:

-¿Por qué no permitiste que me defendiera? ¿Acaso no tenía razón?
-Si, tú tenías la razón, pero ella tenía la necesidad.

En el año 1939, chico recibió una invitación sugerente. Científicos rusos estaban interesados en investigar sus facultades mediúmnicas, a cambio de sus servicios, le pagarían una cantidad considerable. Chico pensó en la posibilidad de aceptar la oferta. No lo pensó como algo que realmente considerase, pues sabía que la mediúmnidad debía ejercerse gratuitamente. Fue simplemente una tentación momentánea que Chico sabía que tenía que rechazar. No tuvo tiempo, Emmanuel se presentó delante de él y le dijo:

-Nosotros te damos permiso para ir. Pero nosotros nos quedamos.

Chico rechazó amablemente la oferta y continuó trabajando.

A los pocos días, recibió una carta en la que se le elogiaba como médium. Se hablaba de sus facultades como excepcionales, y se pedía su asistencia a una reunión, ante la consideración de que debido a la gravedad de la misma, su presencia era imprescindible.

Chico habló con su jefe y pidió dos días libres. Compró un billete de tren y cuando se disponía a tomarlo, Emmanuel se presentó delante de él y le dijo:

-Bueno, ¿tan importante te sientes que has abandonado el trabajo para asistir a esa reunión? Debes saber que nadie es “imprescindible”, pero el trabajo con el que ganas el pan de cada día si es “imprescindible” para ti.

Poco después entendería las razones de Emmanuel. Chico era requerido por diversos grupos. Los mensajes donde se le decía que su presencia era imprescindible eran cada vez más. Él no podía atenderlos sin perjuicio para sus responsabilidades profesionales, familiares y espíritas. Desde aquel momento, no faltó ni un solo día al trabajo.

Por esos mismos días recibió una comunicación donde se le hablaba de la ambición y la vanidad, y cómo ellas se pueden instalar poco a poco en los médiums si no se mantienen vigilantes. El espíritu era el de su madre, que hablaba de los logros como un arpa melodiosa, que poco a poco nos va envolviendo para posteriormente hacernos dormir. Muchos médiums fracasarían de sus tareas por dejarse arrebatar por esa arpa.

Allan Kardec, en el libro de los médiums, habla del mayor peligro del médium, situándolo en el orgullo y el egoísmo. Emmanuel siempre fue un guía recto para Chico, empleando la severidad del padre para con el hijo a fin de que no se torciera en el camino difícil de la evolución, más también en el amor incondicional. Por eso siempre estuvo presente en todos los momentos de la vida de Chico, exhortándolo a la práctica del bien, a la paciencia, al coraje y a la disciplina, condiciones necesarias para cumplir fielmente su misión. Pero también Chico supo aprender todas las lecciones de su maestro, mostrándose fiel discípulo, dispuesto siempre a rectificar para aprender de los errores.

La primera vez que Emmanuel se presenta como guía a Chico, le dice:

-¿Tu quieres trabajar en la mediúmnidad al servicio del bien?
-Si.
-Pues te son necesarias tres condiciones. La primera es disciplina.
-¿Y cual es la segunda?
-Disciplina.
-¿Y la tercera?
-Disciplina.

Otro día Chico había estado trabajando hasta la madrugada en el centro espírita, llegó a casa cansado y al entrar a su cuarto, se dio cuenta que había una mancha en el suelo. Pensó en decirle al día siguiente a su hermana que la limpiara. Emmanuel se presentó:

-¿De quién es el cuarto?
-Mío.
-¿Quién manchó el suelo?
-Fui yo.
-¿Y qué te impide a ti limpiarlo?
-He estado todo el día trabajando, estoy muy cansado.
-¿Y tu hermana? ¿Acaso crees que ella no trabajó durante el día?
-Si, pero…
-Pero tú que eres fuerte, prefieres traspasar tus responsabilidades a una joven débil como ella. ¿Ese es el comportamiento de un cristiano?

Chico cogió los utensilios de limpieza.

El hermano de Chico, José Cândido Xavier, enfermó gravemente y desencarno. Dejó a una mujer y un hijo que era enfermo mental. La mujer, delante de la situación se deprimió y hubo de ser ingresada en una casa de salud. Emmanuel se encontró llorando a Chico por su cuñada.

-¿Y esas lágrimas?
-Son por mi cuñada. Ella es mi hermana.
-Si, pero hoy atendiste a 300 hermanos y hermanas tuyos y no te vi derramar una lágrima por ninguno de ellos.
-Pero es justo que llore, ella está en una situación muy difícil y yo me siento inútil de no poder hacer nada.
-Entonces no lloras por ella, lloras por orgullo, crees que deberías tener una solución para todos los casos, y cuando las cosas escapan a tu capacidad, te sientes herido.
-Bueno, pero lloro también por mi sobrino.
-¿Y no crees que sería mejor, en vez de llorar por él, ir a visitarlo y cuidarlo?

Chico se levantó, secó sus lágrimas y se dirigió a casa de su cuñada. Bañó al niño y cuidó de él.

Ejemplos como este se sucedían día a día en la vida de Chico Xavier. Él era joven y según Emmanuel muy ignorante. Necesitaba aprender.

En el año 1944 Chico había lanzado a las librerías 35 libros aproximadamente, 5 de ellos eran de Humberto de campos, aquél escritor que años anteriores le hiciera la crítica irónica.

Una mañana Chico Xavier recibió un susto. Una carta era dirigida a él. Había sido denunciado por la viuda y los hijos de Humberto de Campos. La denuncia estaba fundamentada en los siguientes criterios:

“Si es cierto lo que Chico Xavier dice y las obras son dictadas por el Espíritu de Humberto de Campos desde el más allá, ella y sus hijos son los herederos universales del escritor y por lo tanto, los derechos de autor que esos libros han dejado les pertenecen. Chico debería pagarlos. Si no es cierto lo que Chico Xavier dice, y los libros son obra suya, Chico debería ser sancionado por apropiarse de la fama de Humberto de Campos para convertirse en un fenómeno editorial. Igualmente el médium debería pagar daños y perjuicios”.

Fue una época muy difícil para el médium. Él, que nunca había querido ser objeto de escándalo, se encontraba delante del mayor escándalo ocasionado por un espírita en el país. Fue una época donde sufrió mucho.
Emmanuel se le presentó y el joven minero le dijo:

-Yo no tengo dinero para pagar, si la sentencia me condena iré a la cárcel por mucho tiempo. ¿Crees que me encarcelarán aquí, en Pedro Leopoldo? Si es así yo lo sentiría más que si fuera en otro lugar. Aquí es donde está toda mi vida y la carga emocional sería mayor que en otro sitio.

Emmanuel sonrió y le dijo:

-Tu arrogancia no tiene límites. Solo los dignos merecen ser encarcelados por amor al Cristo, y tú aún no has hecho nada para merecerlo.

Pese a la revelación de Emmanuel, Chico seguía triste, no quería ser objeto de escándalo. El guía lo acompañó en esos difíciles momentos y le explicaba que confiara, que todo pasa por una razón y que más adelante entendería las consecuencias que esos momentos generarían.

La sentencia absolvió a Chico de todos los cargos. Ella se manifestaba en estos términos:

“Este tribunal no tiene autoridad para juzgar si las obras son de Humberto de Campos o no, pero la ley determina que los derechos de autor no se pueden aplicar a un difunto, luego Francisco Cándido Xavier es absuelto de los cargos que se le imputaban.”

El caso fue público y ayudó mucho a la divulgación de la doctrina espírita. La defensa hizo balance de la vida de Chico Xavier, una vida dedicada a la práctica del bien. Explicó el destino de los derechos de autor que le pertenecían, las obras de caridad emprendidas por él, las personas atendidas etc. El hecho de que los tribunales no se definieran en torno a si las obras de Chico pertenecían a los espíritus o no, reforzó mucho la autenticidad de las mismas y el médium empezó a ser tenido como un “médium seguro”.

Aún así las críticas se hicieron más mordaces. El número de espíritas crecía anualmente y esto incomodaba a muchos. En determinada ocasión, un sacerdote opinó en un medio televisivo de gran audiencia que Chico era inculto, incluso ironizó, si vemos su piel parece a la de un rinoceronte, haciendo alusión a sus orígenes humildes. Emmanuel se presentó al médium y ante su tristeza le dijo:

-El sacerdote tiene razón, necesitas piel de rinoceronte para que no te hieran las heridas que intentan matarte.

-Las heridas eran morales, y su muerte representaba su desilusión y abandono del trabajo mediúmnico.

Poco a poco Chico aprendió a ver en sus críticos y detractores amigos que lo auxiliaban. Cuando hablaba sobre los ataques que recibía, decía que todos ellos le ayudaban a mejorarse, pues le ponían en camino de descubrir sus errores y defectos: -“Por eso más que molesto, estoy agradecido con todos”-. Solía decir.

Poco a poco Chico se fue tornando un ejemplo de caridad. Durante décadas tenía un ritmo de vida febril. Trabaja en la hacienda de mecanógrafo, al terminar la jornada laboral, asistía a las reuniones del centro espírita, participando activamente en la reunión. Después abría las puertas para la multitud de sufrientes que lo procuraban. Uno a uno los atendía sin perder la calma ni la compostura. Había días que habían pasado por delante de él, como dijimos, más de 300 personas. Todas eran atendidas. Luego dedicaba tiempo a la psicografía de libros, mensajes personales etc., participaba en las actividades de reunión. En total, 20 horas diarias de trabajo intenso. Además, las obras de caridad emprendidas y respaldadas por él crecían día a día. Instituciones para ayudar a los huérfanos, para ayudar a las viudas, para extender ayuda a los barrios pobres de Pedro Leopoldo, para los enfermos… El sufrimiento encontraba consuelo y alivio en Chico Xavier, que solamente reservaba tres horas y media al día, junto con los sábados, para su propio descanso.

El sábado era el día en que Chico descansaba. Tanta actividad le agotaba mucho y necesitaba de un día para relajarse de sus deberes, por eso, el sábado hacía lo que más le gustaba.

Se levantaba temprano, compraba pan y comida, tomaba el evangelio y se dirigía a los barrios más pobres de Pedro Leopoldo. Allí distribuía la comida que había conseguido comprar, realizaba el evangelio, y pasaba todo el día visitando enfermos, sufrientes, deprimidos. Los acompañaba sin ninguna pretensión, no quería solucionarles los problemas, simplemente quería estar con ellos, mezclarse con ellos, sentirse entre ellos.

Cuando le preguntaban sobre esa actividad, decía que no la consideraba una actividad, que era un descanso para él. –“Toda la semana la paso en la hacienda, con los libros, con la mediúmnidad, con multitud de personas que me procuran. Aquí nadie me procura, nadie me interrumpe, nadie me exige nada. Simplemente soy como soy”. En una ocasión llegó a afirmar que si no fuera por ese día, hubiera perdido el equilibrio desde hacía mucho tiempo.

Chico no solamente practicaba la caridad, su ejemplo contagiaba a los demás.

Un día, acudía Chico del trabajo cuando observó que un obrero se había caído de un andamio y estaba mal herido. Chico lo examinó y comprendió que necesitaba de atención inmediata. Como no tenía dinero para pagar un hospital, decidió llevarse al moribundo a su casa. Aquella noche lo cuidó, pero sabía que durante el trabajo no podía atenderlo, por lo que tenía que procurar alguna ayuda. Al día siguiente puso un cartel para encontrar a alguien que se quisiera quedar en casa a cuidarlo durante el día mientras el trabajaba. A la tarde, cuando regresaba a la casa, había dos mujeres esperando. Necesitaban dinero y Chico podía pagarles, pero había un problema, las dos mujeres eran prostitutas.

Chico las contrató. Él cuidaba al enfermo durante la noche, y las mujeres durante el día. Cuando él llegaba del trabajo, ellas se marchaban, pero antes de hacerlo, el médium les pedía que orasen con él por el enfermo. Ellas se sentaban junto con Chico y lo acompañaban en su oración, luego se marchaban.

Después de un mes, el hombre estaba recuperado y las mujeres no necesitaban continuar trabajando. Se despidieron del médium, que las despidió deseándoles paz, y ellas le dijeron:

-Chico, tú has cambiado nuestras vidas. Sabias que éramos prostitutas y no por ello nos repudiaste como el resto de la gente. Queremos decirte que vamos a dejar nuestra profesión.

Así lo hicieron, una se empleó como mujer de la limpieza y otra se hizo enfermera.

Estos casos eran comunes en la vida de Chico Xavier.

Otra mujer, enfermera en un hospital de leprosos se reveló delante de la dirección del hospital porque doce enfermos serían expulsados por ser considerados “casos terminales”, ella protestó y ante la negativa de admitirlos, presentó su dimisión. Salió con los leprosos y anduvo con ellos por las calles, hasta que decidió llevarlos a su casa. Allí los cuidaba con celo y cariño, pero no podía cubrir todas las necesidades. Alguien se apiadó y les cedió un local, que poco a poco fue recogiendo a leprosos que andaban por las calles.

El número crecía y los recursos eran cada vez menores. Los enfermos solo tenían un “traje” y la mujer cuando lavaba la ropa los tenía que acostar desnudos. Un enfermo presentaba un grave problema, estaba demente. Decía ver muertos que lo acechaban, y aunque ella no era espírita, decidió visitar al médium.

Aquel día había más gente de lo normal esperando ser atendidos por Chico. Ella esperó, esperó, pero al final volvió al hospital sin poder pedir ayuda al médium.
Al día siguiente Chico se presentó en el hospital llevando ropa nueva para todos los enfermos. El número de atuendos era exactamente el mismo que el número de enfermos, pero eso no era lo más sorprendente, incluso las tallas eran ciertas. ¿Cómo el médium podría saber cuantos enfermos había y la talla de cada uno de ellos?

Desde aquel día, Chico visitaba regularmente el hospital. La mujer decía que encontraba en él las fuerzas que a veces le faltaban. Cuando el periodista Marcel Souto Maior la entrevistó, ella afirmo: “cuando Chico llegaba al hospital, era como si el propio Jesús hubiera entrado”.

En el año 1970 Chico se había mudado para la ciudad de Uberaba. Algunos dijeron que estaba cansado de las romerías de gente a Pedro Leopoldo, otros que lo hizo por su familia, que estaba en el punto de mira de todo el mundo. El médium siempre aseguró que lo hizo por razones de salud, pues el doctor de había dicho que el clima de Pedro Leopoldo no le venía bien.

Trascurría el año mencionado, cuando Chico fue invitado al famoso programa televisivo “Pinga Fogo”, programa temido por la dureza de las preguntas.

El entrevistado tenía que enfrentarse a las preguntas bien urdidas del presentador, los comentarios de 4 colaboradores del programa, un público de 400 personas a las que se les concedía la posibilidad de preguntar y con líneas abiertas para recibir llamadas. El programa sería trasmitido desde las 00:00 hasta las 03:00, horario ciertamente difícil.

El éxito fue abrumador. Un 75% de la audiencia permanecieron hasta el final de la emisión, acompañando las palabras de aquel hombre sencillo, que sin pretenderlo se había trasformado en un icono en Brasil.

El médium no defraudó. Aprovechó el programa para explicar que él no merecía todas las consideraciones con las que se le beneficiaba. Que él era una persona ignorante y que todo el mérito pertenecía a los espíritus. Como sabía que se había convertido en un ídolo, aprovechó la oportunidad para contar anécdotas de su vida que causaron risas generales. Por ejemplo contó cuando su padre le dijo:
-Chico, si a toda la gente que viene tú les dices que traigan una gallina y la guardamos, en breve tendremos una granja.

Contó también que su padre le preguntaba por qué los espíritus no le revelaban el número ganador de lotería, después de Chico explicarlo, el padre le dijo:

-Cuando yo me muera, vendré para guiarte a comprar un número de lotería que resulte ganador en navidad.
-Desde que mi padre desencarnó, todas las navidades compro lotería. Nunca he ganado nada-. Dijo con buen humor.

Pero las preguntas más arduas estaban por llegar. Chico respondió a cuestiones sobre aborto, eutanasia, pena de muerte, fecundación in Vitro, homo y bisexualidad, política nacional, ejército, reencarnación, existencia de Dios, catástrofes naturales, etc. etc. 200 llamadas se recibieron en las centralitas que no paraban de sonar. Al finalizar el programa, el reportero le pidió que recibiera un mensaje.

-Vamos a probar. – Contestó el médium.

Cerró los ojos y en directo, delante de millones de teleespectadores, plasmó en el papel una poesía de Cyro Costa.

En la semana siguiente, el programa fue repuesto 3 veces más por petición popular, convirtiéndose en el éxito televisivo del año.

Pero sería al año siguiente, en 1971, cuando Chico batiría todos los récords televisivos, hablando durante 5 horas en el mismo programa, siendo seguido por millones de brasileños.

En el año 1980, el diputado Freiras Nobre movilizó una campaña a favor de Chico Xavier como candidato al premio Nóbel de la paz.

Aquel año, el orador espírita Divaldo Pereira Franco sería homenajeado en su visita a Uberaba, concediéndole el título de “Ciudadano de Honor”, en una entrega de llaves por el alcalde de la ciudad. Todo estaba preparado y Chico fue invitado. Cuando llegó se dio cuenta que todo se trataba de un “engaño” la realidad es que el homenaje no era para Divaldo, sino para Chico, en una jornada que se denominó con el título de “Un hombre llamado amor”. Divaldo hizo la conferencia inaugural, pidiendo perdón a Chico por la sorpresa, y le hizo conocedor del programa del diputado para ser presentado como candidato al premio Nóbel de la Paz, habló sobre lo importante que sería para la doctrina espírita este acontecimiento y de la repercusión que esto podía tener para toda la humanidad.

Chico acompañaba todo sin dar crédito a lo que estaba viviendo. Cuando fue preguntado explicó que si su candidatura podía servir para la divulgación de la doctrina espírita, la aceptaba, y procuraría dignificarla como ella se merecía.

Todo quedó dispuesto. El diputado Freiras Nobre, Marlene Nobre y Divaldo Franco serían los encargados de hacer la campaña a favor de Chico Xavier como 
Nóbel de la paz, campaña que fue todo un éxito.

Por ejemplo, se recogieron 110 Kg. de papel con firmas, un total de 2.000.000 de firmas que pedían que el premio fuera para el médium minero.

El dossier que se envió a Noruega, Oslo, sede donde se procedería a la votación de los Nóbel constaba de:
  1. Biografía de Chico Xavier
  2. Documentación de 64 de las 2000 instituciones benéficas fundadas o mantenidas por él.
  3. Resumen de las 2000 instituciones benéficas citadas.
  4. Datos del atendimiento fraterno realizado por Chico: (1.000.000 de personas atendidas una a una)
  5. Un libro resumen de sus 183 libros publicados
  6. Testimonios vivos.
El diputado dijo en el comité que no llevaba los 2.000.000 de firmas por motivos obvios, pero que no tenía ningún problema, si lo consideraban necesario, en enviarlos por correo.

El presidente de la comisión se quedó sorprendido con un dato. Una de las asociaciones fundadas por Chico Xavier, y que estaba destinada a la atención médica a mujeres pobres durante el parto, había atendido al equivalente de un cuarto de la población femenina de Noruega.

La resolución del comité causó sorpresa general en Brasil. El premio aquel año fue a parar al comité de la ONU encargado de proporcionar ayuda a los refugiados de todo el mundo. El médium, al ser preguntado por su derrota, afirmó que no existe derrota en un premio de tal trascendencia, ya que dicho comité estaba ayudando a millones de personas en todo el mundo y era un ejemplo claro para la humanidad, del cual todos teníamos que aprender.

Lo cierto es que Chico Xavier merecía el premio. El periodista Marcel Souto Maior, en el libro biográfico del médium, afirma lo siguiente:

“Chico era el candidato ideal. Al fin de cuentas, el premio dado el año anterior a la Madre Teresa de Calcuta, tenía como base 28 entidades de asistencia surgidas o mantenidas por su trabajo. La indicación de Chico Xavier llegaría a la mesa del Nóbel en Oslo, respaldado por 2000 entidades de asistencia social fundadas o mantenidas por él”

Chico Xavier desencarnó el día 30 de junio del año 2002, el mismo día en que Brasil se proclamo penta-campeón de la copa de fútbol del mundo. Vivió su vida al límite. Enfermo desde la edad de 20 años de una catarata inoperable, enfrentó la enfermedad como su enfermera, el remedio que la bondad de Dios le había dado para no distraerse en futilidades y permanecer atento al trabajo edificante.

A los 65 años fue operado de gravedad de una hernia que se había complicado. En aquella ocasión, José Arigó, el médium que realizaba sorprendentes operaciones quirúrgicas sin necesidad de asepsia ni anestesia, hizo una invitación a Chico para ser operado por él. En la invitación le decía que no era necesario que pasara por los dolores de una operación tradicional cuando él estaba dispuesto a atenderlo de inmediato, que debido a quien era, no tendría que esperar a su turno.

Chico contestó que agradecía la atención del amigo y compañero, pero que no podía aceptar la propuesta, ya que en conciencia no sería justo que muchas personas tengan que esperar meses para ser operadas, y él, sin ningún mérito sobre ellas, fuese atendido de inmediato.

A la edad de 70 años, sufrió una doble angina de pecho. Aún así se mantuvo fiel a su trabajo como médium y espírita. Seguía atendiendo a la gente, y amigos suyos veían como a veces sufría dolores fuertes durante las 5 o 6 horas que duraba el atendimiento.

-“Muchas veces, -decían algunos amigos cercanos, -Chico se ponía un paño de alcohol entre la camisa y el pecho para aliviar los dolores, mientras que la gente lo procuraba sin ninguna consideración por su estado, él atendía a todas las personas con el mismo humor que en los días mas joviales de su vida”.

Pero las leyes biológicas son inexorables. Chico quería, pero su cuerpo no aguantaba más. Poco a poco fue obligado a disminuir el trabajo. De 350 personas que llegó a atender en los días de su plenitud física, bajó a 70 u 80, lo que provocó situaciones embarazosas en el centro espírita. Muchas personas viajaban miles de kilómetros para ver al médium, y tenían que volver sin nada. Chico les hablaba que los espíritus atenderían los problemas de todos, pero la gente no quería espíritus, querían al médium, que cada día se encontraba más débil.
En el declive de sus fuerzas, le dijo a Emmanuel con tristeza que su cuerpo no aguantaba más, que iba mucho más despacio que su espíritu. El guía le contestó:

-¿Y qué querías, después del ritmo que le has exigido durante toda tu vida?
-Pero todo lo que hice fue por los demás.
-Ya, pero eso no significa que el cuerpo no sufriera el desgaste natural.

Asunto zanjado. Chico no volvería a quejarse más delante de Emmanuel, aunque aquel día, a sus compañeros más cercanos, les dijo con buen humor:

-Me gustaría ver a Emmanuel encarnado, sometido a las presiones de la vida física, no creo que se mostrara tan firme como lo está desligado del cuerpo físico.

Poco a poco se fue apartando de la vida pública. El cuerpo cada vez estaba más gastado y Chico entendió que había llegado el momento de retirarse del público. Sus hijos adoptivos providenciaron todo, Chico necesitaba descansar y nadie tenía derecho de importunarlo. Era un derecho que se había ganado.

Aún así el médium continuó en contacto con los espíritus, que siguieron escribiendo por su mano hasta el día de su muerte. No participaba de las reuniones del centro espírita, pero todos los días, sus amigos y familiares que lo acompañaban, estudiaban el evangelio en el humilde hogar del médium.

Sin lugar a dudas, la vida y la obra de Francisco Cândido Xavier ha escrito una de las páginas más lindas y grandes en la historia de la humanidad, una página que estamos seguros un día, cuando la humanidad se encuentre libre de los prejuicios que tanto daño han causado, será reconocida con letras de oro por todos los hombres, que sin importarles las creencias religiosas o de culto, reconocerán el bien independientemente de quién lo practique. Pero Chico tenía un fallo, un grabe fallo, y este era ser espiritista.

Sin cultura, recursos materiales ni ayudas del estado, movilizó una obra impresionante, cuyos equivalentes no encontramos en la historia:
  • 417 libros psicografiados, hablando de los más diversos temas sociales, morales, éticos, espirituales, científicos, religiosos. Escritos en poesía, romance, cuentos, ensayos, crónicas, lenguaje técnico etc., de los que ha vendido más de 35.000.000 millones de ejemplares.
  • 20.000 cartas personales psicografiadas en reuniones públicas y privadas, ofreciendo un material único para la investigación científica de la facultad mediúmnica.
  • 1.500.000 personas atendidas gratuitamente una a una.
  • Más de 2000 entidades benéficas creadas gracias a su trabajo o mantenidas por él.
  • Miles de horas dedicadas a la mediúmnidad psicofónica en reuniones de desobsesión.
El 30 de junio del año 2002 su corazón dejó de latir.

Chico había preparado hasta el más mínimo detalle de su muerte.

El quería que pasara inadvertida, pero sabía que eso no sería posible, por lo que dejo dicho y escrito como quería que fuera su entierro. Su deseo era evitar tumultos y confusión.

Pidió que su cuerpo fuera expuesto para el público que deseara despedirse durante 48 horas, providenció como deberían colocarse las filas por las que la gente debería trascurrir, pidió a todos los que quisieran verlo que lo hicieran en paz, sin atropellos, y sobre todo, pidió que no le fueran hechos homenajes fastuosos. Simplemente deseó que sonara música clásica. Terminó escribiendo:

He dedicado mi vida a la mediumnidad, a mi familia, a mis amigos, al pueblo. Mi muerte me pertenece. Mi cuerpo debe volver para la madre tierra y no debe ser tocado. 

Francisco Candido Xavier

No hay comentarios:

Publicar un comentario