Trasplantes y Donación de Órganos

Eurípedes Kühl

Natural de Igarapava, Sao Paulo, Eurípedes Kühl es médium psicografo, autor de 21 libros, 11 psicografiados, 8 de cosecha propia y dos más que se encuentran terminados a espera de ser impresos. Es investigador de innumerables asuntos relacionados con el espiritismo. En el centro espírita que frecuenta, Eurípedes es responsable por el curso de médiums, es médium pasista  realiza conferencias y cursos en otros centros. En este artículo, habla sobre el tema de la donación de órganos y trasplantes, siempre teniendo en vista un enfoque basado en la visión espírita.

Entre los grandes avances de la medicina, en la incesante búsqueda de amenizar los sufrimientos físicos de los hombres y de los animales, uno que se ha mostrado de los más victoriosos es el que trata de los trasplantes de órganos.

A respecto de embriones destinados a trasplantes, anticipamos aquí una visión espírita para cualquier embrión: “Jamás descartarlos”.

El hombre no crea células (espermatozoides + óvulo = embrión) apenas las manipula, y son dos las hipótesis en que eventualmente la biogenética puede utilizarlos para fines terapéuticos:
  1. Embriones clonados en laboratorio destinados a los procesos de infertilidad de la pareja, (uno o los dos cónyuges). Los subsistentes, por lo que hoy se observa, tarde o temprano serán descartados o serán destinados a experiencias en la extracción de células madre para ser empleadas en trasplantes.
  2. Embriones clonados, a partir de una matriz, para los mismos fines de ítem anterior.

Tanto en un caso como en el otro, el material restante tendrá que ser descartado.
Vemos en el libro de los espíritus el tema (Cuerpos sin Alma):

En las cuestiones 136a y 136b, consta que pueden existir cuerpos sin alma, siendo apenas una masa de carne sin inteligencia.

En otro capítulo, Unión del alma y del Cuerpo, cuestiones 344 y 356b, encontramos segura orientación:

En el momento de la concepción, es espíritu se une en definitivo al cuerpo, por lazos aún frágiles, pudiendo haber muertes prematuras, tanto por la imperfección de la materia cuanto, principalmente por tratarse de prueba, tanto para él como para los padres.

Hay casos en que jamás hubo un espíritu destinado a los cuerpos, no debiendo cumplir nada en ellos. (Esa hipótesis no autoriza siquiera reflexiones tendientes a justificar descartar los embriones, ya que es atribución de la espiritualidad realizar la unión periespíritu-embrión para la vida terrena del espíritu, y esa información jamás fue transmitida a quien quiera que sea en la tierra) Así que, todos los embriones deben ser respetados como vida en potencia.

PREMISAS ESPÍRITAS:

De inicio, consideramos que la medicina terrena es bendición divina, acompañada de cerca por espíritus de elevada caridad y competencia, los cuales, bajo la orientación directa del maestro Jesús, hacen aportar en el planeta tierra, en el tiempo adecuado, remedios balsámicos en el tratamiento de las enfermedades, propiciando su cura o alivio del dolor que causan.

De esa forma, los progresos de la medicina tienen aval espiritual protector. De eso no hay ninguna duda.
Los trasplantes constituyen una sublime bondad espiritual. Salvan vidas y alivian dolores.

Nosotros espíritas, que conocemos las consecuencias que tiene para el espíritu, subsecuentes de la muerte del cuerpo físico, los trasplantes acarrean temores, cuando no pavor. Eso no debería ocurrir.

TRANSPLANTES DE ÓRGANOS Y LA CODIFICACIÓN

Específicamente, en la codificación de la doctrina de los espíritus, no hay mención, ni de donación de órganos ni de trasplantes de ellos. Aun así, sin forzar una apropiación o un entendimiento favorable, nos permitimos reflexionar sobre tres cuestiones comentadas por espíritus evolucionados y registradas por Allan Kardec en el libro de los espíritus, las cuales, aisladas, no favorecen una eventual interligación. Con todo, esas tres cuestiones acopladas, nos permiten elucubrar que algo hay al respecto, aunque un tanto velado. Veámoslas:

En la pregunta 156: “Hay casos en que hay sangre en las venas, mas no hay vida” esa información del año 1857, dice de situaciones que tal vez se puedan clasificar como de muerte encefálica, diagnósticos cuya precisión solo sería alcanzada en el crepúsculo del siglo XX. En tal estado, mucha más delicado que un coma, es de suponer que el periespíritu o ya está desligado o en avanzado proceso de separación de cuerpo físico, en una u otra situación, el dolor físico estaría ausente de cualquier extirpación de un órgano, por ejemplo, ya que aquí el cerebro, entonces inapelable y definitivamente “desactivado”, ya no capta ningún mensaje de dolor emitida por el sistema nervioso central.

En la pregunta 257, “Ensayo teórico sobre la sensación en los espíritus”: El periespíritu solo oye y siente lo que quiere. (Aquí vemos como los espíritus nos dicen que una vez desligado del cuerpo físico, el periespíritu, que es la sede de las sensaciones, tiene condiciones plenas de seleccionarlas, siendo las donaciones de órganos un acto de amor, entendiendo que el donador ya camina por ideales de desapego de la materia, y en ese caso, no sufrirá cualquier impresión negativa con la retirada de algún órgano suyo, que ya no le sirve de nada.

Observaciones: Hay que considerar además, el constante amor de Dios hacia todos sus hijos, en ese caso, cuando sucede una muerte reciente, el donante está  con merecimiento adicional, fruto de su desprendimiento de las cosas de la materia, (en el caso, el cuerpo que lo abrigó y que ahora se descompondrá inexorablemente)

En la pregunta 723: ·En el estado actual de la humanidad, la carne alimenta a la carne” Aquí reflexionamos que si la carne alimenta la carne, nada prohíbe que podamos apropiar la misma idea para extraer una relación entre la alimentación a base de carne y el enfoque que nos ocupa en este artículo.

De la misma forma que la carne alimenta a la carne, para el sustento de la vida, un órgano en buenas condiciones, substituye otro dañado, para un periodo de sobrevivencia. Se debe considerar, que cualquiera que sea el tiempo de sobrevivencia o mejoría de vida resultante de un trasplante, quien lo recibió un día morirá y ahí la ley natural de destrucción, (descomposición de los despojos físicos) se cumplirá, la parte trasplantada tendrá el mismo destino que la matriz, esto es, retornará a la naturaleza.

Encontramos en el Evangelio según el Espiritismo, en el Capítulo 1 Ítem 3: “El cuerpo no pasa de un accesorio del espíritu, un traje que dejará después de usarlo. (Es gracias a la muerte que el espíritu se desprende de su traje. (Su cuerpo físico)

Agregando otra afirmación espiritual, tenemos a Joanna de Ángelis filosofando sobre el cuerpo humano: “Gran préstamo divino, el el instrumento de la evolución espiritual en la tierra. Por ahora sirve también de laboratorio de experiencias por las cuales los constructores de la vida,, hace milenios, vienen desenvolviendo posibilidades superiores para culminar un resultado todavía más refinado y sano”.

La palabra préstamo deja patente que el hombre, en verdad, no es dueño del cuerpo que utiliza en la romería terrena, solo lo recibe como usufructo, o si quieren, inquilino temporal, por lo tanto, podemos señalar que el altruismo de las donaciones de órganos para trasplantes tiene ahí su confirmación.

RECHAZO PSICOSOMÁTICO

Sabemos los espíritas, que cada ser humano tiene todo un conjunto de realizaciones positivas y negativas cosechadas a través de innumerables existencias terrenas, de ahí deriva la inexistencia de estados espirituales semejantes. Por eso mismo, siendo diferentes las vibraciones energéticas periespirituales del donante y del receptor, el órgano a ser trasplantado no encontrará sintonía vibracional en el destino. De ahí proviene el rechazo orgánico, que en verdad refleja diferencia en los complejos periespirituales que son sutiles sistemas vitales, tanto de uno y del otro, regulando el equilibrio en los planos material y espiritual.

En ese caso, solamente con altruismo de la parte del donante y con gratitud de la parte del receptor, creemos que esa discrepancia vibratoria se atenuará, bajo la supervisión de espíritus protectores, ocurriendo aquello que el espíritu André Luiz denomina de “vibraciones compensadas”. En los trasplantes hay, por tanto, una ecualización de fluidos bajo la base del psiquismo del donante y del receptor.

DONACIÓN DE ÓRGANOS: DESPRENDIMIENTO MATERIAL

Sumadas las consideraciones anteriores, vemos que la donación de órganos presupone desprendimiento de bienes terrenos, específicamente del cuerpo físico, de los cuales el hombre no pasa de usuario eventual. Así, donar órganos es acto de amor con la finalidad de beneficiar a los demás, por lo tanto, solo traerá beneficios para quien lo realice.

La ley Divina de Acción y Reacción, beneficiará mucho al donante, ya que no solo el beneficiado con la donación, sino su espíritu guía, sus parientes, amigos y el propio equipo médico del trasplante estarán dirigiendo hacia él vibraciones positivas en oraciones de gratitud. Para el donante desencarnado eso es una bendición incomparable.

Considerando que el cuerpo físico se incluyen en el rol de los bienes que el creador coloca a disposición de la criatura humana en su derrotero existencial terreno, no deberá el hombre juzgarse detentor eterno de ese bien, sino apenas responsable por su buena conservación mientras lo esté usando, concluido este periodo de uso, ¿por qué preocuparse con el destino que le será dado? ¿Si en esa etapa terrena hay la oportunidad de una última acción de amor al prójimo, por qué no invertir en esta acción que traerá tanto beneficio para nuestro espíritu?

Si en el último minuto de un moribundo puede ocurrir su transformación moral (El evangelio según el espiritismo, Capítulo 5, ítem 28) imagínese que un receptor de un trasplante pasa a tener de un minuto más a una considerable sobrevivencia.

No hay una sola persona que después de pasar por un trasplante continúe sin ningún cambio en su vida. De ahí la auto-reforma.

NOTA: Naturalmente no donar órganos es un derecho pleno de cada individuo, y jamás el no donante podrá ser acusado de egoísmo o falta de amor al prójimo. Mas en verdad, quien dona demuestra vivenciar loable posición en su estado moral que solo beneficios espirituales le traerá. El no donante, y solamente él, podrá responder a la auto-pregunta: ¿Y si un día yo necesitara un trasplante?

CONCLUSIÓN:

Pasamos la palabra al Profesor Dr. Raúl Marino Júnior, neurocirujano y profesor titular de neurocirugía de la División Clínica Neuroquirúrgica del Hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo. Hacemos nuestras las palabras de él:

“Héroes, son difíciles de encontrar, donantes vivos, donantes potenciales mantenidos vivos en UCIS en respiradores artificiales y familias esclarecidas que acabaron de sufrir la tragedia de la pérdida de un ser querido.
Es necesaria una alta dosis de altruismo, solidaridad y generosa caridad cristiana para transferir la propia vida, por nuestra voluntad, después de despedirnos de las prisiones de la carne, o consentir que un pariente venga a compartir el don de la vida con alguien de la lista nacional de pacientes aguardando recepción de órganos, después de un infortunio.

Los trasplantes son una forma de probar nuestras virtudes de solidaridad humana, nuestro altruismo, nuestra generosidad, nuestra piedad, nuestra compasión, nuestra filantropía, nuestra benevolencia, nuestra bondad, nuestro amor al prójimo, nuestro espíritu humanitario, nuestra indulgencia, nuestra excelencia moral, nuestra grandeza de alma, nuestra misericordia, nuestro espíritu de socorro, amparo y auxilio y, sobretodo, la virtud más decantada en los evangelios: El amor y la Caridad. (Hoja de Sao Paulo, A3, “Opinión”, 15 de mayo de 2001)

Traducida del portugués por Pedro Rodríguez.

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