¿Posee el feto psiquis propia?

Marlene Nobre

Marlene Nobre es presidenta de la Asociación Médico Espírita de Brasil. Esta asociación desenvuelve una campaña contra el aborto que se puede seguir en la siguiente dirección: www.amebrasil.org.br

Con este artículo, además de presentar nuestra posición en contra del aborto, queremos mostrar evidencias de que en el feto hay presente una vida inteligente que no puede ser resultado del sistema nervioso del mismo, en muchas ocasiones sin desarrollar. Solo mediante la visión espírita de la inmortalidad del alma y la unión del espíritu al cuerpo desde  el momento de la fecundación, podemos entender muchos de estos casos.

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La doctora Alessandra Montelli, psicoanalista italiana, acompañó durante varios meses 11 fetos: cuatro gestaciones gemelares y tres singulares, a partir de la 16ª semana de gravidez.

En las gestaciones de gemelos, observó, a través de ultrasonido, cinco o seis veces al mes, un caso de gemelos dicigóticos o bivitelinos, (formados por dos óvulos distintos), una niña y un niño. Siguiéndolos durante varios meses, se familiarizó tanto con el “caso” que fue capaz de describirle a la madre, cuál sería el comportamiento de ellos después del parto.

En el ultrasonido, observó que la niña era expansiva, buscaba el contacto con el hermano, pero este se retiraba y metía la cabeza en la placenta, o tapaba el rostro con las manos huyendo de ella. Con base en ese comportamiento, la Doctora Piontelli dedujo que la niña sería agitada, nerviosa, en cuanto que el hermano sería de temperamento retraído y vergonzoso. Para espanto de la madre, después del parto, todo se confirmó. Realmente él era de tipo quieto y la niña era nerviosa e inquieta.

Con sus observaciones la psicoanalista aclaró muchos aspectos de la personalidad de los fetos observados durante sus investigaciones, antes del nacimiento. Los veía chupando el dedito, desperezándose, restregando las manos y los pies, rascándose, en fin, aprovechando la libertad de movimiento dentro del líquido amniótico. Cada feto presentaba un patrón de comportamiento muy propio y tenía su manera de ser. La Doctora Piontelli señalaba el trazo primorcial de cada uno, si era tranquilo, nervioso, pensativo o si traía, por ejemplo, la característica de una bailarina. Ella los acompañó no solo durante el periodo prenatal, sino también en el transcurso del primer año de vida y algunos hasta completar los cinco años, pudiendo comprobar que el patrón de comportamiento se confirmaba en todos los casos en el transcurso del crecimiento, verificando que cada feto, así como cada recién nacido, es un ser altamente individualizado. No es de modo alguno una tabla rasa, como podríamos suponer, esperando ser moldeado exclusivamente por el medio ambiente. Tiene vida emocional propia, experimenta placer o malestar, dolor, tristeza, angustia y tiene un relacionamiento intenso con su madre, siendo capaz de captar sus estados emocionales y percibir los sentimientos de afectividad de ella con relación a él.

Otra experiencia interesante que demuestra la existencia de la individualidad propia del feto fue realizada en 1982 por Anthony DeCasper, investigador norteamericano. Él instruyó a un grupo de mujeres embarazadas para que leyesen en voz alta cinco semanas antes del parto determinada historia infantil. Tres días después del parto, dos historias fueron leídas a los bebés, la que ellos ya conocían desde el final de la gestación, y otra desconocida. Las reacciones fueron medidas a través del número de succiones del bebe. Se verificó que ellos succionaban con más frecuencia cuando oían la historia conocida.

Los problemas psicológicos ocurridos en la fase prenatal, afectan la vida intrauterina. La Doctora Myriam Szejer, psicoanalista de bebés, tiene una importante experiencia en “conversaciones” con recién nacidos, que demuestran el valor terapéutico en el alivio y en la solución de esos conflictos. Uno de los casos relatados en su libro: “Palabras para nacer” es particularmente doloroso. 

En un embarazo de gemelos había una malformación muy grave en una de las gemelas. Según pronósticos médicos, ella podría nacer pero tendría un corto periodo de vida. Como en Francia, país en que la doctora Szejer vive el aborto es legal, los médicos aconsejaron a los padres la interrupción in-útero de la vida del feto. Una vez aceptada la sugerencia, la interrupción fue hecha. Una vez el feto muerto permaneció en el útero hasta el nacimiento de la hermana, lo que se dio por cesárea quince días después.

Más tal y como supuso la doctora Szejer, la gemela superviviente, de nombre Lea, tuvo serios problemas después del nacimiento. No se alimentaba y cuando era alimentada a la fuerza, vomitaba sin parar, colocando en riesgo su propia vida. Los problemas eran obvios para la psicoanalista: Lea había compartido varios meses de compañerismo con la hermana gemela, y esta, de repente, queda inerte, desapareciendo después completamente de su contacto. Fue necesario un trabajo intenso de la Doctora Szejer, muchas “conversaciones” con Lea, hasta que la recién nacida consiguió recuperarse del luto de la hermana, aprendiendo a mamar sola y en gran cantidad, para finalmente ganar peso. Dos semanas después recibió el alta hospitalaria.

Un caso interesante para demostrar también el psiquismo independiente del feto, es narrado por Thomas Vemy y John Kelly, en el libro “La vida secreta del niño”, que influenció a especialistas de muchos países, inclusive en Brasil.

Vemy cuenta el caso de la niña Kristina, que le fue relatado por el Doctor Peter F. Freybergh, profesor de obstetricia y ginecología de la Universidad de Upsala, en Suecia.

Kristina era una niña grande y fuerte que reveló un extraño comportamiento, se recusaba a mamar del pecho de la madre.

Aceptaba el biberón o el pecho de otras madres, pero no quería nada con el alimento materno.

El Doctor Peter preguntó a la madre la razón de este comportamiento y recibió un “no se” como respuesta. Ella decía no saber el motivo. El Doctor insistió preguntando: -¿Pero usted deseaba realmente quedarse embarazada? –Ella le respondió: -Yo quería abortar, pero mi marido deseaba esta niña, y entonces decidí no hacerlo.

Esto era novedad para el doctor Peter, pero no lo era para Kristina, comenta el Doctor Vemy, y acentúa: “Ella había percibido hace mucho tiempo el rechazo de su madre y se recusaba a tener relación con esta después del nacimiento. Afectivamente rechazada en el útero, Kristina, con apenas cuatro días de vida y enteramente dependiente, estaba firmemente decidida a rechazar a su madre.

Concluyendo: “es probable que con tiempo, amor y paciencia, la madre de Kristina se gane el amor de la niña, pero este ya existiría si la unión se hubiese hecho antes del nacimiento.

¿Cómo y cuando Kristina supo del rechazo de su madre? Los investigadores no tienen todavía todas las respuestas. Se sabe, no obstante que desde el zigoto existe la comunicación fisiológica y biológica intensa entre los dos seres, intermediada por hormonas, neurotransmisores, substancias del sistema de defensa etc., todo extraordinariamente registrado por la extraordinaria capacidad de memorización del embrión desde la formación del cigoto.

Por estos y otros datos, la Doctora Joanna Wilheim afirma con justa razón: “Si conceptuamos inteligencia como la capacidad de autogenerarse mentalmente, adaptarse y adecuarse a situaciones nuevas, seleccionar condiciones y aprovechar experiencias, (lo que implica aprendizaje y memoria) podemos concluir que de hecho ellas están presentes en el feto desde el periodo inicial de la gestación”.

Por todo esto, llegamos a la conclusión que existe una individualidad en el feto que no puede ser marginalizada como su fuere una masa amorfa de un tumor que se pudiese extraer por decisión de nadie.

Dra. Marlene Nobre.
Este artículo ha sido extraído de la página: http://www.amebrasil.org.br y traducido al español por
 Pedro Rodríguez

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