Estrés y Espiritualidad

Dra. Marlene Rossi Severino Nobre

Para el gran público, estrés es una situación psicológicamente agresiva que repercute en el cuerpo. Este, no obstante, es apenas uno de los aspectos del estrés, a su versión psicosomática, pero hay otros a ser considerados.  En verdad, el ser humano vive en estado de estrés permanente, bombardeado por factores estresantes diversos: físicos, psico-emocionales y espirituales. Que le exigen constante adaptación al mundo que lo cerca.

Los factores estresantes emocionales tanto pueden ser tristes, como  la muerte de un ser querido, el desempleo, cuanto felices, como el éxito del  atleta ó las alegrías del reencuentro.  Todos desencadenan, del mismo modo,  los mecanismos y las consecuencias del estrés. Lo mismo ocurre en relación  a los estados nerviosos,  como en el estado de cólera, miedo, etc.; así como frente a los fenómenos físicos nocivos: frío, calor, cansancio, agentes tóxicos ó  infecciosos, ayuno, ejercicios físicos exagerados, etc.

En verdad, el estrés es la respuesta no especifica que el cuerpo da a toda la demanda que se le hace. El corresponde a la relación entre una fuerza y la resistencia del organismo a esa fuerza. Es el complejo agresión-reacción.

Si la agresión es ocasionada por una gran diversidad de factores, la reacción comporta una parte idéntica, común a todos los individuos, y una  parte propia de cada uno, denominada “copyng” ó aspecto específico de  la  reacción no especificada.

La medicina hoy considera la enfermedad como siendo el resultado de la agresión más la reacción no específica.  “Esto puede ser resumido en estrés más coping.  De ese modo, se considera la originalidad propia de las reacciones especificas al agente estresante, superpuestas a las reacciones no específicas del estrés, creando la diversidad de los aspectos clínicos.

En 1936, Hans Delye, descubridor del estrés, publicó sus primeros trabajos sobre el asunto. En 1950, describió el Síndrome general de Adaptación/Reacción de Alarma, estado de Resistencia y de Exhausto, con sus aspectos bioquímicos y endocrinos, mostrando cuál es la reacción no específica del orga-nismo a las agresiones del mundo exterior.  Para él, la intensidad de la demanda, la duración y la repetición, determinan la respuesta y condiciona el buen ó mal estrés a la eficiencia ó no de la base de adaptación. Para Delye, todo individuo tiene un capital de energía biológica diferente y puede consumir sus reservas conforme tenga estrés negativo.

En la reacción de alarma, la primera respuesta del organismo al es-trés, entra en acción el sistema del hipotálamo, simpático, adrenérgico que  pre-para el organismo para la lucha o fuga.  Entran en juego la adrenalina y la noradrenalina, con eso, hay mucha producción de glicogenio, taquicardia,  respira-ración acelerada, concentración de sangre en los vasos principales y en los músculos estriados, inhibición de los sistemas digestivo, sexual e inmunológico.

Después de eso, otro sistema va a entrar en juego, el hipotálamo-hipofiso-suprarrenal, con producción de ACTH y corticales. Esos sistemas entran en funcionamiento en la fase de reacción y el organismo puede sufrir agotamiento ó entrar en fase de extenuación, teniendo como resultado final enfermedad y muerte.  Son muy numerosas las enfermedades de adaptación, entre ellas: hipertensión, ulcera, hemorroides, ataques cardíacos, accidente vascular cerebral, diabetes, jaqueca, etc…

Hoy, como avance de los estudios, se considera el sistema limbo-hipotálamo-hipofiso-suprarreliano (LHHS). A través del hipotálamo en la zona parvo celular mediana del núcleo paraventricular (HPV), son liberados el CRF, el factor de liberación corticotrófico (Corticotrhoping Releasing Factor) y la Argenina Vasopresina (AVP), que determinan la liberación de ACTH por la hipófisis y esta el cortisol por la suprarrenal. Como vemos, el estrés está ligado al centro de las emociones en el hipotálamo, así es importante el estudio de factores como el miedo, la rabia, etc, en sus mecanismos y reacciones. Así, cuando el individuo siente rabia, por ejemplo, es como si el estuviese delante de un predador, de un peligro inminente y esto desencadena la reacción.

Estamos viendo que cada individuo tiene una reacción específica frente al estrés. El coloca sus estrategias de ajuste cognitivas y comportamenta-les, el coping para hacer frente a los agentes estresores.

Las pesquisas han demostrado que enfermedades como la depresión están totalmente ligadas al estrés, investigación amplia, realizada en 52 países, de la cual participó el Dr. Álvaro Avezum, de Brasil, acerca de los factores de riesgo de la enfermedad cardíaca, demostró que los factores psico-sociales entran en más de un 30% de los casos.

El estrés es el campo de la medicina que reunifica cuerpo y alma. Su estudio está, por tanto, íntimamente ligado a la espiritualidad.

Según las lecciones espirituales dadas en 1947, en el libro “En el mundo mayor”, nuestro cerebro tiene tres áreas distintas. la inicial, donde habita el automatismo y que está en el plano subconsciente, la del córtex motor que engloba las conquistas de hoy y está en el área del consciente y la de los lóbulos frontales que representa el ideal y las metas superiores y están vinculados al superconsciente. Esta clasificación encuentra respaldo en el libro de Paul McLean de 1968, The Triune Brain in Evolution, que nos habla sobre estas tres regiones, afirmando que vemos el mundo a través de tres cerebros diferentes.

Aprendemos también con los instructores espirituales que somos seres en evolución. Cuanto más cerca nos encontramos de la animalidad más nos fractuamos con instintos y sensaciones. Con el pasar del tiempo, y la evolución espiritual consecuente, pasamos a tener sentimientos, siendo el amor, el más subli mado de ellos. Si estamos esclavizados a los instintos, la manera por la cual hacemos frente a los factores estresantes es muy primitiva y resulta casi siempre en un mal estrés.

Aprendemos también que es preciso humildad para vencer la animalidad inferior. Infelizmente, en nuestras relaciones en sociedad y en el hogar estamos muy lejos de ese sentimiento sublime que está íntimamente ligado al amor.

Así, la fe es importante porque abre las puertas del corazón para sentir y vivir el amor divino en nuestras vidas. A través de la oración, de la meditación, de la comprensión del valor del dolor, tenemos la posibilidad de conocernos a nosotros mismos y a reaccionar de forma más equilibrada a las tensiones de la existencia humana. Comprendemos, igualmente, que es necesario entrenamiento para el perdón y para la eliminación de la rabia, de la envidia, de la pena y de otros sentimientos negativos.

Nuestra búsqueda de la paz para vivir en el hogar, en el ambiente de trabajo, dentro de la sociedad tiene que ser centralizada en Jesús, el Médico de las Almas, que afirmó tener la paz verdadera para ofrecernos. Chico Xavier dice con mucha sabiduría: “La paz en nosotros  no resulta de circunstancias externas y si de nuestra tranquilidad de conciencia en el deber cumplido”. Para vencer positivamente el estrés es necesario guardar la paz, tenerla como patrimonio. Es esta pacificación interior que es responsable por el éxito del “Coping”, sólo será una conquista definitiva cuando haya armonía entre los tres cerebros. Para eso, no obstante, es imprescindible no olvidar que es necesario fe en Dios y obediencia a sus leyes.

Traducción del Portugués: Pedro Rodríguez

Transcrito: Miguel

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