Espiritualidad / Religión en enfermedades cardiovasculares

RESUMEN

La relación entre religiosidad/espiritualidad (R/E) y el proceso salud-enfermedad se hace a través de los tiempos. Estudios epistemológicos han mostrado una relación entre R/E y enfermedades cardiovasculares, incluyendo prevalencias menores de depresión, mayor supervivencia, menores niveles de presión sanguínea  y menores complicaciones post quirúrgicas.

Sin embargo, aún son pocos los médicos que abordan ese tema en su consulta. 

Los pacientes cardiológicos, por presentar enfermedades crónicas y muchas veces de resultados fatales, pueden beneficiarse de una historia espiritual, para que el cardiólogo pueda conocer como las creencias del paciente influyen en su tratamiento y de que forma eso le trae alivio a su sufrimiento.

INTRODUCCIÓN

La relación entre religiosidad/espiritualidad (R/E) en el proceso salud-enfermedad se conoce a través de los tiempos. En la historia griega, es posible encontrar relatos de dioses que promovieron la aparición de enfermedades, así como en el período medieval las licencias para las prácticas de la medicina era autorizadas por las autoridades religiosas.

En el período del Renacimiento, hubo una separación entre religión y medicina que perduró aproximadamente hasta la década de 1960, cuando estudios epidemiológicos comenzaron a mostrar que los pacientes más religiosos presentaban mejores resultados clínicos que los que no practicaban una religión.

Se torna importante conceptualizar espiritualidad y religiosidad: Espiritualidad es definida como “búsqueda personal para entender cuestiones finales sobre la vida, su sentido, sobre las relaciones con lo sagrado o trascendente que, puede o no, llevar al desarrollo de  prácticas religiosas o formaciones de comunidades religiosas”. Religión es entendida como “extensión en la cual un individuo cree, sigue y practica una religión, pudiendo ser organizacional (participación en el templo religioso) o no organizacional (rezar, leer libros, asistir a programas religiosos en la televisión)”.

A partir de los estudios epidemiológicos, el medio científico comenzó a investigar si ese tipo de asociación no sería puramente dependiente de variables confusas (soporte social, estado de salud, dependencia física, entre otros)

Diversos estudios demostraron que incluso haciendo control de esas variables, la relación permanecía significativa, y las investigaciones entonces pasaron a ser conducidas en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Se notó, de forma hasta cierto punto sorprendente, que aquellos que frecuentaban más los servicios religiosos tenían una menor mortalidad en general. Así, estudios han avalado el papel de la R/E en la mortalidad por causas cardiovasculares con resultados contradictorios. Las investigaciones de Hummer  mostraron un aumento de supervivencia por asuntos cardiovasculares mediante comportamientos saludables en relación a la salud, sin embargo, en las investigaciones hechas por Já Feinstein no se encontró esa relación. Pero los estudios son necesarios para aclarar este asunto.

En cuanto a los estudios sobre hipertensión, los datos son prometedores. Una subdivisión del estudio NHANES III (Tercer Estudio Nacional sobre Salud y Nutrición) (evaluados 14475 americanos)  constató que aquellos que frecuentaban más los servicios religiosos presentaban menor predominio de hipertensión y menores niveles de presión arterial, incluso después de un control para otras variables.

De la misma forma, Koenig realizó una investigación donde se analizaron 3963 ancianos. Los participantes sometidos a cirugías cardiacas también han sido evaluados. La (R/E) estuvo asociada a un menor estrés psicológico, depresión, ansiedad y complicaciones en el postoperatorio.

En relación a la enfermedad coronaria, algunos estudios han mostrado que aquellos que poseen mayores niveles de bienestar evolucionan con un menor progreso de la enfermedad.

Esas evidencias motivaron el estudio conducido por Hall, que comparó el costo-efectividad de dos terapias, una usando la terapia con estatina y la actividad física en pacientes con riesgo coronario, y otro estudio donde se evaluó los costes-efectividad de la frecuencia religiosa. Como conclusión, el autor apunta que la frecuencia religiosa tendría un mayor costo-eficacia que el uso de estatinas.  (Lo relevante de este estudio no es el resultado de más coste para una terapia con características religiosas, sino la efectividad de los sentimientos religiosos en la salud humana. Por otro lado, al realizar el estudio, es necesario dotar a los “sujetos” de las condiciones religiosas necesarias para una comprobación empírica, sin embargo en la práctica real, la vivencia religiosa es algo íntimo e inherente al ser humano que no debe tener necesariamente un coste adicional para los regímenes sanitarios. Nota de Córdoba Espírita)

A pesar de las evidencias, la causa exacta de la relación entre salud y Espiritualidad/Religiosidad aún no es totalmente comprendida. Autores apuntan para la mediación de factores como el estrés (menores niveles de cortisol), proteína C reactiva, fibrinogenio y citosinas (como por ejemplo, en un estudio conducido por Lutgendorf, en que hubo relación de la frecuencia religiosa y la mortalidad por medio de la interleucina.

En la revisión de la literatura, a pesar de que la mayoría de los trabajos tienen resultados positivos, algunos apuntan para que relaciones son pocos concluyentes o nulas entre la relación entre religiosidad/ espiritualidad y resultados cardiovasculares. Algunas razones pueden ser apuntadas para esos resultados: muestras pequeñas, poblaciones específicas y dificultad de estandarización de las medidas religiosas. Entretanto, puede ser un tema aún no completamente entendido, son necesarias más investigaciones en el área de despejar esas cuestiones.(Analicemos con cuidado este último párrafo: Es evidente que la mayoría de los trabajos han apuntado una relación clara entre las emociones y las enfermedades cardiovasculares. Así mismo, tener fe en Dios, en la inmortalidad del alma y en la práctica del bien son factores positivos para nuestra salud física, cuanto más para la salud mental. Sin embargo en la literatura médica se sigue obviando esos factores y se sigue en una postura hermética hacia nuevos paradigmas de la salud. Nota de Córdoba Espírita)

Otros estudios demuestran correlaciones negativas de la religión que deben ser identificados por los profesionales de la salud, como por ejemplo, la sensación de abandono o castigo por parte de Dios. Estudios demuestran que ese tipo de religiosidad puede estar asociado a un mayor estrés, depresión y mortalidad. (Obviamente cuando no se comprende la religión como un sentimiento noble, cuando se tiene una visión antropomórfica de Dios y cuando se desvía el objetivo de una causa para el fanatismo las consecuencias son negativas. Nota de Córdoba Espírita)

A pesar de una literatura creciente, aún son pocos los médicos que abordan la espiritualidad en su consulta. Por el contrario, a los pacientes les gustaría que sus médicos abordasen el tema de su R/E, relatan incluso  que les gustaría que los facultativos sintiesen más empatía y confianza en ellos, y no a la inversa que es lo que generalmente ocurre.

Los médicos apuntan algunas dificultades, frente al cuestionamiento de la espiritualidad del paciente. La falta de conocimiento sobre el tema, la falta de práctica, la falta de tiempo y miedo de imponer puntos de vista religiosos son algunas de las barreras colocadas. Ese miedo es aceptable considerando que pocas universidades médicas abordan el tema en su graduación o post grado. Sin embargo, el enfoque de la espiritualidad es hecha de forma rápida y con gran aceptación. Algunos instrumentos utilizados para la obtención de la historia espiritual llegó a durar menos de dos minutos y consiguió captar de forma fidedigna ese dimensión del paciente, como es el caso de los instrumentos FICA  y CSI-MEMO.

Los pacientes cardiovasculares, por presentar enfermedades crónicas y muchas veces de resultados fatales, pueden beneficiarse de una historia espiritual para que el cardiólogo pueda conocer como las creencias del paciente pueden influir en su tratamiento y de qué forma eso le trae alivio al sufrimiento, realizando un enfoque más integro.

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