Acción oculta en la evolución de las especies

André Maximiano Serpa

El modelo científico más aceptado actualmente por los científicos continúa siendo la “Teoría de Evolución de la de las Especies” de Charles Darwin. Sin embargo nuevas investigaciones han constituido un problema para los defensores de dicha teoría.

Según este paradigma, las especies que más  se adaptan a las condiciones del medio ambiente, sobreviven y transmiten sus caracteres a los descendientes. Este proceso acaba por producir alteraciones lentas y graduales que permiten la extinción de las especies inadaptadas y el surgimiento de nuevos y variados grupos de seres vivos.

Por el análisis de los fósiles, se observa que la historia muestra periodos de gran estancamiento alternados con periodos de intensa actividad a respeto del nacimiento de nuevas especies (Teoría del Equilibrio Puntual de Stephen Jay Gould).

Se sabe  que la Tierra surgió hace cerca de 4.500 millones de años. En esta época la solidificación de la costra terrestre y la disposición de la atmosfera primitiva permitieron las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida biológica.

De acuerdo con la hipótesis del bioquímico soviético Aleksandre Oparin (1894-1980) y del genetista inglés John B. S. Haldane (1892-1924), la costra poseía intensa actividad volcánica  que puede ser comprobada por su propia composición, que en  su mayor parte era formada por rocas magmáticas, o sea, resultantes del enfriamiento de la lava. Además teniendo el mismo origen que el Sol, es natural que la Tierra mostrase riqueza de gases, como: etano (CH4), amoniaco (NH3) e hidrogeno (H2).Datos que han sido comprobados por estudios astronómicos del mismo Sol, de Júpiter, de Saturno y de Neptuno. El vapor de agua H2O, que también estaría presente, seria fruto de intensa actividad volcánica de aquellos tiempos primeros.

Las elevadas temperaturas posibilitaban gran evaporación, que a su vez daban por resultado grandes tempestades (lluvias) y abundantes a descargas eléctricas. A esa inmensa caldera se suma el gran bombardeo de rayos cósmicos y ultravioleta, ya que la capa de ozono (O3) probablemente no existía por no disponer de oxigeno libre.

Con el paso de millones de años, el ciclo evaporación-condensación-precipitación fue llevando las moléculas de la atmosfera para los océanos en ebullición que se formaban sobre la superficie del planeta. Sujetas a la deshidratación, por el contacto con las calientes rocas magmáticas, a las descargas eléctricas decurrentes de los relámpagos de las tempestades, y a las radiaciones Solares y cósmicas, esas moléculas habrían reaccionado entre sí y establecido ligaciones peptídicas, surgiendo los aminoácidos. En 1.953, el americano Stanley Miller reprodujo en laboratorio las condiciones antes descritas, con excepción de las radiaciones, y  aun así obtuvo aminoácidos como producto de su experimento.

A través de la combinación de los aminoácidos surgieron las primeras proteínas.

De la unión de estas últimas se forman agregados proteicos llamados coacervados. En 1.957, Sidney Fox calentó en seco los aminoácidos y observó la formación de moléculas orgánicas complejas semejantes a proteínas.

Estaba preparada la base orgánica  para el inicio de la vida en la Tierra. El protoplasma se convierte en el embrión de todas las organizaciones del Globo.

Enseguida  surgen las organizaciones procariotas (bacterias  sin  núcleo, virus, microplasmas y algas azules) y organizaciones eucariotas (con núcleo). Los seres unicelulares, antes aislados y libres, pasan a constituir colonias y dan origen a los seres multicelulares.

De cualquier forma, es importante resaltar que no se explicó como un agregado proteico ganó vida, movimiento y capacidad de integración con el medio ambiente. ¿Qué hace a una ameba ser diferente de un pedacito de queso bovino, ya que ambos son un agregado de proteínas, azucares y grasas? Solamente la existencia de una fuerza o principio vital que anima la primera y se ausenta en la segunda, puede explicar esa diferencia.

La evolución de los organismos pluricelulares a través de milenios en innumerables mutaciones y combinaciones genéticas, que los científicos ortodoxos atribuyen al acaso, así como las etapas anteriores que nos posibilitaran llegar hasta aquí, culminaran con el aparecimiento de todos los seres invertebrados, incluyendo al hombre.

Se explica como una  célula se divide en dos por el proceso de mitosis, que ocurre en razón del mayor aumento de volumen en comparación con la superficie. Sería más ventajoso del punto de vista nutricional, ella dividirse y mantenerse viva, ¿pero cómo ella sabe eso? ¿Tiene ella cerebro, por acaso?

¿En el caso de que se pudiera responder a esta pregunta, porque algunas se separaron y otras permanecieron unidas?

En otro campo de análisis, se verifica que las piezas de este rompe cabezas se obstinan por no encajar. Los llamados “hilos perdidos” continúan siendo motivo de incontables discusiones.

El paleontólogo belga Louis Dollo fue  el creador de una ley  (Ley  de Dollo)  abalada por los anatomistas, que dice que un órgano que perdió ciertos elementos, con el pasar del tiempo no puede volver atrás y recuperarlos. Los científicos actuales no consiguen explicar porque al analizar los fósiles, algunas especies no se encuadran en esta ley.

Aunque no sean reconocidas por la ortodoxia científica, presentamos las consideraciones del espíritu Emmanuel, por la psicografía de Francisco C. XAVIER, contenidas en el libro A Camino de la Luz:

La prueba de la intervención de las fuerzas espirituales en ese campo de operaciones está en que, en cuanto el escorpión, gemelo de los crustáceos marinos, conserva hasta hoy, de modo general, la forma primitiva, los animales monstruosos de las épocas remotas, que fueron posteriores, desaparecieron para siempre de la fauna terrestre, guardando  los museos del mundo las interesantes reminiscencias de sus formas atormentadas.
Las pesquisas recientes de la Ciencia sobre el hombre de Neanderthal, reconociendo en él  una especie de hombre bestializado (lo que representaría una involución comparado con sus antecesores), y otros descubrimientos interesantes de la Paleontología, cuanto al hombre fósil (la comprobación de que no hubo crecimiento lineal del cráneo conforme antes se pensaba), son un atestado de los experimentos biológicos que realizaron los trabajadores de Jesús , hasta fijar en el primate las características aproximadas del hombre del futuro (nosotros). Los agregados entre paréntesis son nuestros.

Más adelante, explicaremos las bases científicas que dan sustentación a la posibilidad de la intervención de entidades extra-físicas (espíritus) en el proceso de la Creación.

Dice uno de los  nombres de la Física Moderna, Niels Bohr, que no existen teorías bonitas y feas, sino teorías verdaderas y falsas.

Los descubrimientos de la Ciencia glorifican a Dios, en lugar de rebajarlo; ellos  solo destruyen lo que los hombres edificaron sobre ideas falsas que ellos hicieron de Dios. (La Génesis, de Allan Kardec, cap. 1, ítem 5 5).

Solamente cuando incorporamos a nuestro caudal de conocimientos la noción de  un elemento extra físico, organizador e regente de la materia es que conseguiremos disipar esas dudas que tan cruelmente nos persiguen. Felizmente, ha sido ese el camino tomado por renombrados científicos, en especial, los de los campos de la Física y Bioquímica.

Veamos lo que dice Amit Goswami: “Después de casi un siglo de aplicación de la Física  Cuántica en la investigación de los secretos de la materia, quedó claro que la Física Cuántica no es completa en si misma; es necesario que haya un observador consciente para completarla. Se abre así, la ventana visionaria, introduciendo en la Ciencia la idea de consciencia como fundamento de todo el ser y la base metafísica de un nuevo paradigma”.

La Teoría Evolucionista de Darwin fue recientemente puesta en duda y declarada incapaz de explicar a la luz de la ciencia del siglo XXI, el fenómeno de la aparición de vida en la Tierra. El doctor en Bioquímica por  la Universidad de Pensilvania, Michael Behe desenvolvió un trabajo científico en el que cuestiona la validez de utilizar solamente parámetros anatómicos (por el estudio de los fósiles) para describir la aparición de procesos bioquímicos de amplia complejidad. En este contexto, ¿cómo podremos decidir si la Teoría de Darwin puede explicar esa complejidad? El  propio Darwin estableció el criterio. Según el mismo:

“Si pudiese ser demostrada la existencia de cualquier órgano complejo que no podría de ninguna manera haber sido formado  por modificaciones numerosas, sucesivas y ligeras, mi teoría caería por completo. ¿Pero qué tipo de sistema biológico podría no haber sido formado por modificaciones numerosas, sucesivas y ligeras?” (Darwin. C. (1872). Origen de las Especies. Ed. (1988). Nueva York University Pres, Nueva York   página 154).

Respuesta de Behe: Un sistema que sea irreductiblemente complejo.

Complejidad irreductible es, según el propio autor, una frase pomposa para referirse a un sistema compuesto de diversas partes que actúan entre sí, y en el cual la retirada cualquiera de las partes haría con que el sistema dejase de funcionar. Un ejemplo común de complejidad irreductible es una simple ratonera. Ella es formada por:
  1. Una base.
  2. Un martillo(o percusor) de metal (para aplastar el ratón)
  3. Un muelle
  4. Una  traba sensible a la presión (gatillo).
No es posible capturar un ratón apenas con una base, o ir capturando más al agregarle un muelle; o más aun al agregarle una traba. Todas  las piezas deben estar en su debido lugar para que podamos capturar algún ratón.

En seguida, Michael Behe describe en su trabajo, con una minuciosidad  increíble, aunque todavía lejos de expresar la totalidad, el mecanismo de funcionamiento de un cilio. Los cilios son estructuras microscópicas semejantes a cabellos, situados en la superficie de muchas células de animales y vegetales. En el hombre, hay cerca de doscientos por cada célula, siendo que millones de esas revisten el conducto respiratorio. Es por la batida sincronizada de los cilios que las mucosidades son empujadas hasta nuestra garganta, para ser posteriormente expelidas.

Un cilio es formado por un haz de fibras denominadas axonema. Un axonema  contiene nueve pares de micro túbulos dispuestos en círculo alrededor de un par central de micro túbulos. Cada dupla externa consiste, a su vez, de un anillo de trece filamentos (subfibra A) fundidos a un conjunto de diez filamentos.

Estos últimos se componen de dos proteínas llamadas tubulinas alfa y beta. Los once micros túbulos que forman un axonema se mantienen unidos por tres tipos de conectores: las subfibras  A se unen a los micros túbulos centrales por medio de rayos radiales; las duplas externas de micro túbulos adyacentes se unen por medio de los enlaces de una proteína sumamente elástica llamada nexina; y los micros centrales están unidos por un puente de enlace. Finalmente, cada subfibra 

A lleva dos brazos, uno interior, otro exterior, ambos conteniendo una proteína llamada dineina.

¿Cómo trabaja un Cilio? Por medio de experimentos, se ha demostrado que el movimiento ciliar es resultado de la andadura químicamente inducida de los brazos de dineina sobre un micro túbulo de la subfibra B de un segundo micro túbulo, de manera que los dos micros túbulos  se deslicen respectivamente. Los enlaces cruzados de proteína entre los micros túbulos en un cilio intacto impiden  que los micros túbulos colindantes se deslicen uno sobre el otro, pero con una cierta distancia. Así, esos enlaces cruzados convierten el movimiento de deslizamiento inducido por la dineina en un movimiento de todo axonema.

Toda esta meticulosa descripción nos permite algunos cuestionamientos. ¿Qué componentes son necesarios para el funcionamiento de un cilio? Micros túbulos son indispensables pues en caso contrario, no habría filamentos para deslizar. ¿También se necesita de un motor seria este el par central de micros túbulos)?  Además   de eso, no podrían faltar los engranajes (enlaces y proteínas de ligación) para convertir el movimiento de deslizamiento en curvatura y además impedir que la estructure se desmorone.

Así como la ratonera no funciona si le falta alguno de sus componentes, también el movimiento ciliar no ocurre en la ausencia de uno de los suyos. Del mismo modo, el flagelo bacteriano, o transporte de electrones, telomeros, fotosíntesis, regulación de la transición y muchos otros que pueden ser encontrados en prácticamente cualquier página de un libro de Bioquímica, son ejemplos de complejidad irreductible en las células. La ausencia de cualquiera de sus componentes acarrea la ausencia de su función.

Una vez que la selección natural solamente puede escoger sistemas que ya estén en funcionamiento, entonces, si un sistema biológico no puede ser producido gradualmente, el tendrá que surgir como una unidad integrada, de una sola vez, para que la selección natural pueda explicarse.

Es  bien verdad que no se podría excluir totalmente la posibilidad de un sistema de complejidad irreductible sigua una ruta indirecta y tortuosa. ¿Pero dónde están las variantes infértiles de esas rutas alternativas? En el caso de que escapen a la selección natural deberían estar impresos en la biología celular, no obstante, el estudio de la célula revela un encadenamiento perfecto de eventos. No existen sobras de “martillos” o “muelles”, ni trabas sueltas sin los demás componentes.

¿Si esas cosas no pueden ser explicadas por la teoría de la evolución darwiniana, ¿Cómo es que  la teoría científica ha considerado los fenómenos de la evolución en esto  últimos cuarenta años? Un buen lugar para investigar seria el Journal of  Molecular Evolution (JME). En número reciente del JME, todos los artículos trataban apenas de comparación de proteínas o secuencias de ADN. 

Aunque sea interesante esa comparación para determinarse posibles líneas de descendencia, las mismas no demuestran la razón por la cual un sistema biológico complejo pudo llegar a funcionar, cuestión esta en la que aún se está trabajando. Según Behe, no se encuentra ningún artículo discutiendo modelos detallados de intermediarios en el  desenvolvimiento de complejas estructuras biomoleculares, ni en Nature, Science, Journal of Molecular Biology o Molecular Biology o National Academy of Sciece.

“Publique o perezca” es un proverbio que los miembros de la comunidad científica llevan a rajatabla. El proverbio también se aplica a las teorías. Si una teoría es dicha como explicación de algún fenómeno, pero no proporciona ninguna tentativa de demostración, debe ser rechazada. En las palabras de ese mismo autor, la Teoría de la Evolución Molecular Darwiniana no fue publicada y, por tanto, debe rechazarse.

Antes de que prosigamos en nuestro ejercicio de pensar, es importante romper el mito de que una posibilidad se transformará obligatoriamente en realidad con el pasar del tiempo. ¿Será bastante el tiempo de 4.500 millones de años para la materialización aleatoria de probabilidades pueda explicar el surgimiento de la vida.

“Un pensador igualmente eminente, L. von Bertalanffy, decía que  el juego de fuerzas naturales inorgánicas no podría haber realizado la formación de una célula, y que el nacimiento fortuito de un coche en una mina de hierro sería una  cosa pequeña comparada a la formación espontanea de una célula”. (Oscar Kuhn, Biologie Allemande Contemporaine, La Pensée Catholique nº. 31).

Michael Behe nos propone un ejercicio de imaginación: imaginemos una sala donde yace un cuerpo aplastado. Una docena de detectives se agachan alrededor, procurando con lupas alguna pista que los lleve a la causa de la muerte del hombre por aplastamiento. En medio de la sala, próximo al cuerpo, está un inmenso elefante gris. Cuando se agachan, los detectives cuidadosamente evitan rozarse con las patas del paquidermo, pero no miran hacia arriba. Poco después, los detectives se enfadan con la falta de progreso, pero siguen, y aún continúan examinando el suelo más cuidadosamente. Naturalmente, los libros en que estudiaron dicen que ellos deben encontrar “su hombre”, y por eso jamás piensan en elefantes.

Existe un gran elefante en la sala llena de científicos que buscan explicar la vida. Este elefante se llama “Planeamiento Inteligente”.

No se está negando la existencia  de factores como: lluvias, explosiones nucleares, acción volcánica, radiaciones, ascendencia común, selección natural, deriva genética (mutaciones neutras), flujo genético (cambio de genes entre poblaciones diferentes), transposición (transferencia de genes entre especies diferentes por medios no sexuales), etc. Pero hay una verificación obvia de que muchos sistemas bioquímicos son irreductibles y expresan en sí un planeamiento inteligente. Escuchemos las palabras de uno de los mayores  científicos del siglo XX   Albert Einstein: “Cuanto más observo el universo más él se parece a un gran pensamiento de que a una gran maquina”.

Infelizmente, sufrimos una intensa mistificación en el edificio cultural moderno, por la pretensión y arrogancia de algunos hombres, que se refleja en la actual ausencia de valores éticos pregonados por muchas de las sociedades terrestres. Y ese desmoronamiento ocurre tanto por parte de reaccionarios y conservadores religiosos, ciegos por el fanatismo, cuanto por pre-conceptuosos y vanidosos científicos.

Partiendo de las bases galileas de que las teorías deberían ser testadas y repetidas para ser consideradas verdaderas –principio fundamental y verdadero de la Ciencia—afirmaron que si Dios no puede ser comprobado por la Física o por la Matemática es que Él no existe. Como si la Ciencia hubiese colocado punto final en todas las dudas y cuestiones humanas a cerca del Universo. ¡Si no existe la “Teoría de Dios” es que somos hijos del acaso¡

¿Pero alguien vio un electrón? ¿Será que por no poder ser visto, el electrón deja de existir? Dirían que el existe porque percibimos su acción e influencia. También podemos percibir Dios por su acción e influencia. Si no veamos:” Toda acción produce una reacción de la misma dirección, del mismo sentido y de la misma intensidad (3ª Ley de Newton)”. Una reacción inteligente solo puede ser obra de una acción igualmente inteligente. Por eso Allan Kardec, recopilando varios mensajes recibidos de los espíritus sobre este asunto, bajo la revisión de los médiums, nos describen en el Libro de los Espíritus: “¿Que es Dios?” Respuesta:” Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”.

¿Pero cómo llegar a Dios exclusivamente a través de principios de análisis material si Él es inmaterial? (Si por acaso Dios fuese material estaría sujeto a transformaciones del Universo, y estaría sujeto al caos y desordenamiento lo que naturalmente no ocurre) ¿Cómo entender la creación si solo la miramos en parte, más  específicamente en su porción material, y negamos o despreciamos su  fase inmaterial? La Ciencia Ortodoxa nos ofrece la verdad de los hechos, pero, una verdad incompleta.

Todavía, Emmanuel, por la psicografía de Francisco Xavier, relatada en el libro “A  Camino de la Luz”, trae nuevas luces a nuestro conocimiento. Nos dice este que:

Bajo la orientación misericordiosa y sabia del Cristo, trabajaron en la Tierra numerosas asambleas de operarios espirituales.

Como la ingeniería moderna, que construye un edificio previniendo los menores requisitos de su finalidad, los artistas de la espiritualidad edificaban el mundo de las células iniciando, en los primeros días, la construcción de las formas.

La máquina celular fue perfeccionada, al límite de lo posible, en fase de las leyes físicas del globo. Los tipos adecuados a la Tierra fueron consumados en todos los reinos de la Naturaleza, eliminándose los frutos teratológicos  y extraños del laboratorio de sus perseverantes experiencias.

Si por una parte tenemos científicos irreductibles que se agarran únicamente a valores objetivos y absolutos, tenemos también, religiosos anticuados que se agarran inapelablemente a los textos “Sagrados”. Tanto evolucionistas como creacionistas están equivocados, pues el alcance de la verdad de ambos está limitada por su preconceptos.

Al contrario de lo que muchos piensan, Ciencia y Religión (tal vez fuese mejor decir Religiosidad, de “Religare” o “contacto con lo divino”) no son incompatibles y excluyentes. Reproduciendo las palabras del genial Albert Einstein “La Religión sin la ciencia es ciega, la Ciencia sin la Religión es Manca”. De la unión de ambas es que alcanzaremos el conocimiento y la verdad acerca de las dos realidades, material y espiritual, que componen el universo.

Volvamos nuestros ojos para aquellos que ya comenzaron este trabajo, como Willian Crookes, Alexandre Aksqakof, Camille Flamarion, Ernesto Bozzano, Ian Stevenson, Rhine, Brian L. Weiss, Charles Richet, H.N.Banerjee, Sérgio Felipe de Oliverira, Andrew Newberg, Ernani Guimaraes, Amit Goswami, Michael Behe, Alem, y por supuesto, Hippolyte Léon Denizard Rivail.

André Maximiano Serpa*.

*André Maximiano Serpa es Cirujano Dentista graduado en la facultad de Odontología de la Universidad Federal de Jiz de Fora, MG – UFJF; Posgraduado especialista en Periodoncia porla ABO de Juiz de Fora – MG. Fundador y presidente del Hogar Espírita André Luiz y Vicecoordinador de la Mocedad espírita del centro espírita Amor al Prójimo, ambos en Leopoldina – MG, ciudad en la que reside.

Traducido del portugués por Pedro Rodriguez

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