El Centro Espírita 8 (Final)

Parte 3.2: Otras consideraciones – La oración

Es muy común, en los grupos espíritas, comenzar las reuniones con una oración. 

Esto constituye una práctica saludable, puesto que la oración es una elevación de pensamientos que nos ayuda a sintonizar con los buenos espíritus y prepararnos interiormente para la reunión.

Sin embargo, la oración en el espiritismo debe ser encuadrada dentro de los parámetros en la que la estableció el propio codificador, es decir, en la importancia del pensamiento por encima de la forma.

Una oración, para ser eficaz, debe estar acompañada por el pensamiento, tanto del que la dice como del resto de asistentes. Si la oración no está acompañada por el pensamiento y es simplemente un rezo, una retahíla de palabras que no dicen nada, o que si dicen no son acompañadas por el pensamiento, de nada sirve, y su acción es nula.

Por eso, es que Kardec insiste en que la oración, para ser eficaz, debe ser comprensible, es decir, se debe poder entender qué quiere decir y porqué.

Por lo tanto, comenzar las reuniones con una oración es, como dijimos al principio, una buena práctica, pero es importante que la oración sea dicha de forma sencilla, sin florituras ni ambigüedades, evitando “adoctrinar” en la misma. 

Se evitará hacer oraciones largas que terminan por cansar a los asistentes, haciendo que pierdan la concentración y creando, de esta forma, un clima opuesto al que se pretende crear.

Parte 3.3: Otras consideraciones – La disciplina.

Para hablar de disciplina, me gustaría contar un caso de Chico Xavier.

Cuando comenzaba con sus trabajos mediúmnicos, en una ocasión Emmanuel se le presentó y le dijo:
-Chico, ¿quieres dedicarte al trabajo de la mediúmnidad?
-Si, por supuesto.
-Entonces te son necesarios tres requisitos: El primero, es la disciplina.
-¿Y el segundo?
-La disciplina
-¿Y el tercero?
-La disciplina.

Esta recomendación de Emmanuel a Chico revela lo importante que es la disciplina para hacer algo de provecho. Cuando necesitamos realizar un trabajo, independientemente del campo en el que sea, necesitamos de un orden y una disciplina para su realización, pues si nos abandonamos al desorden y a la desorganización, al final el trabajo no se hace.

La disciplina, en esencia, significa la coordinación de una serie de actitudes con la finalidad de desarrollar una serie de habilidades, o bien, para seguir un determinado código de conducta u orden.

La disciplina es un concepto que no se ha entendido correctamente, y ha conllevado un abuso por parte de los que han intentado aplicarla o instruirla, pues en muchas ocasiones ha sido impuesta, vulnerando los derechos de libertad, justicia y solidaridad. Véase, por ejemplo, ciertas disciplinas dictatoriales o militares y se podrá tener una clara idea de lo que la disciplina mal entendida puede conllevar.

El grupo espírita necesita de un orden. Esto es lógico para la buena marcha de sus trabajos, además de la necesidad de mantener una armonía en las reuniones. 

A este orden se le puede llamar, si se quiere disciplina, pero es necesario entender que esta disciplina no podrá nunca ser impuesta a los miembros de un grupo, ya que toda imposición genera, lógicamente, un rechazo.

No podemos, a riesgo de faltar a los principios morales que nos propone el espiritismo, convertirnos en censores del comportamiento de los demás, estando más pendientes de la falta de disciplina del resto que de nuestros errores dentro del grupo. En mi experiencia, he podido comprobar que cuando he explica a alguien la necesidad de mantener un orden para la buena armonía de los trabajos, y se hace con sencillez y respeto, en la mayoría de los casos la persona lo entiende e intenta adaptarse a las normas del grupo, pero también he aprendido que cuando se intenta imponer unos parámetros de comportamiento a alguien, esta persona siente que se está vulnerando su libertad, y pasa a reaccionar de forma negativa.

La disciplina, por lo tanto, será un proceso que busque mantener el orden en los trabajos del grupo, sin convertirse en una imposición de normas y actitudes a los demás.

Parte 3.4: Otras consideraciones – Ataques a Religiones, Creencias o Filosofías.

En el medio social en el que vivimos, una de las características propias de aquellos que profesan una idea, es la de defenderla por medio de la crítica a otras corrientes de pensamiento que piensan de forma distinta en el mismo campo de estudio. Desde mi punto de vista, esto me parece una falta de argumentos que debíamos meditar.

¿Por qué mi idea es mejor si logro demostrar que otra es peor?

El espiritismo, tal y como nos lo legó Allan Kardec, no defiende sus ideas con ataques a Religiones, Creencias o Filosofías que no piensan de la misma forma que él. Sino que basa su acción en la presentación lógica de sus argumentos, y permite que los demás valoren con total libertad. Por esto mismo, en los grupos espíritas no estaremos preocupados en la crítica o censura a ideas distintas a la nuestra.

Eso no implica que no se pueda hacer un análisis tranquilo e imparcial de otras ideas y formas de ver la realidad. Por el contrario, el espiritismo nos invita al estudio de todo, al análisis de todo y a quedarnos con lo que mejor hable a nuestra razón. Por lo tanto, nuestra postura a este respecto habrá de ser siempre la de presentar el espiritismo como él es, argumentando sus principios y presentándolos con la mayor claridad posible, y que cada quien juzgue, analice y evalúe sus propuestas y se quede con lo que mejor le parezca.

Parte 3.5: Otras consideraciones – La política en el centro espírita.

El espiritismo es una doctrina apolítica. Esto quiere decir que la condición política de una persona no tiene nada que ver con sus ideas espíritas. Los intereses del espiritismo están vinculados con la realidad espiritual de todos nosotros, y el principio educativo del espiritismo se basa en las leyes morales de la vida. De esta forma cada quien podrá optar por una idea política sin que esto tenga nada que ver con su condición de espírita.

Por lo tanto, en el grupo no se entrará en discusiones políticas, que solo traerán perjuicios e inconvenientes en la buena marcha de las reuniones.

Sin embargo, el tema de la política, -y más actualmente-, puede ser analizado desde una visión espírita, siempre que no se tengan en cuenta intereses partidistas o ideológicos, puesto que el espiritismo también hace un estudio de la vida social, así como de las leyes de libertad, justicia, igualdad, ámbitos donde la política tiene una acción real. Hacer por lo tanto un análisis de todos estos temas desde una visión espírita es positivo, siempre que se haga desde una visión espírita y no partidista, lo que no siempre es fácil de llevar a cabo.

Por poner un ejemplo, podríamos hablar de la legalización del aborto, que se está llevando a cabo de muchos países del mundo. Establecer el criterio espírita en relación a este tema, (que es un tema social ejercido por la política) es algo totalmente normal. Un tema que se puede abordar claramente y sin ningún problema en el grupo espírita, aunque siempre habrá de hacerse con el cuidado de no vincular al espiritismo con partidos e ideologías políticas, pues entonces estaríamos desvirtuando su verdadera naturaleza.

Para terminar este largo estudio, considerar que el grupo espírita no deja de ser una institución de personas, con sus problemas, dificultades, anhelos, que tienen la finalidad común de estudiar y trabajar en base a los conocimientos que nos propone el espiritismo. Como grupo, está formado por personas diversas, con distintos caracteres, con distintos temperamentos, pero con una cosa en común: “El espiritismo”.

Cierro este artículo haciendo una reflexión en relación a la importancia del espiritismo en nuestras vidas, en la sociedad. José Herculano Pires, en su libro “El centro espírita” dice: “Si los espíritas supiéramos la importancia y el papel que tiene el centro espírita, el espiritismo sería hoy el mayor movimiento espiritual y cultural de la tierra”.

Posiblemente haya exagerado un poco en su apreciación, pero sin lugar a dudas si los espíritas valoráramos realmente el papel del centro espírita, y trabajáramos más por él, buscando lo mejor para el grupo, sin imposiciones egóticas y absurdas, donde solo están presentes nuestros egos y nuestras soberbias, si valoráramos más el trabajo y los resultados que hacer prevalecer nuestras ideas, sin lugar a dudas los grupos espíritas ofrecerían un mejor marco para el estudio y la convivencia fraterna, elementos necesarios para la buena marcha de la institución.

Juan José Torres

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