El Centro Espírita 6

Parte 2.5: Los servicios del Centro: Las tareas mediúmnicas

Sobre mediúmnidad se ha escrito mucho y muy variado, por lo que no nos extenderemos en amplias consideraciones sobre la facultad en sí, pero no podemos escribir sobre el centro espírita sin hacer alusión a la gravedad y seriedad con la que se debe encarar el tema mediúmnico, no porque sea el más importante del centro, sino porque no prestar los debidos cuidados a este tema puede traer problemas y conflictos que una cuidadosa y atenta atención evitarían fácilmente.

Si consideramos los motivos por los que la gente acude al grupo espírita, observamos que uno de ellos es por el surgimiento de facultades mediúmnicas que no se comprenden y que causan, en el mejor de los casos, molestias y extrañezas a quienes son portadoras de ellas. Muchas de estas personas ya pasaron por otras ideologías o visitaron a pretendidos médiums que les aconsejaron que debían “desarrollar” la mediúmnidad, y acuden al grupo espírita con este propósito.

Por otro lado, en el propio grupo emergente hay personas con facultades mediúmnicas, unas que han eclosionado y otras que aún no se han manifestado, pero que igualmente están ahí en estado latente, esperando la oportunidad para su eclosión. Es por lo tanto natural, que el grupo espírita busque la realización de actividades mediúmnicas.

Pero, ¿Cuál será la finalidad de estas reuniones? He ahí la pregunta clave.

Si estamos hablando de un grupo espírita, no podemos considerar las reuniones fuera de los parámetros que el espiritismo propone, y por supuesto, la finalidad ha de ajustarse plenamente a los principios de ejecución que propone la doctrina espírita. Pero ¿cómo aplicar estos parámetros de ejecución? -Sin ningún tipo de duda, la única forma de aplicarlos es conocerlos, por lo que el estudio de la doctrina espírita en general y en particular de su visión al respecto de la mediúmnidad se hace IMPRESCINDIBLE para el correcto desempeño de la mediúmnidad.

En este caso, el grupo espírita debe crear un grupo mediúmnico, es decir, un grupo de personas que están interesadas en participar de dichas reuniones, teniendo claro todas ellas que la finalidad no podrá ser nunca banal ni por curiosidad o morbo, sino todo lo contrario. La finalidad para asistir al grupo de trabajos mediúmnicos habrá de ser seria, respetuosa y que atienda a un objetivo noble. Antes de pensar en ser partícipe de actividades mediúmnicas, todos debemos preguntarnos sinceramente qué pretendemos con esas actividades, porqué deseamos realizarlas y valorar con honestidad nuestras respuestas. Si así lo hacemos nos evitaremos futuros problemas originados por la falta de pretendidos resultados, que por no ajustarse a la realidad y objetivo del trabajo, no aparecen.

Por ejemplo, si mi finalidad real al participar en reuniones mediúmnicas es la de encontrar pruebas de la inmortalidad del alma, posiblemente después de unas reuniones me desilusione al ver que esas pruebas no vienen, o si vienen lo hacen de una forma distinta a como yo deseaba, y esto a la larga genera desconfianza, desilusión y a la postre, abandono del trabajo mediúmnico. Personalmente asistí a reuniones mediúmnicas de ayuda a espíritus desencarnados, donde el dirigente hacía fotos con una cámara para intentar captar imágenes de los espíritus, usando el flas para ello, con las repercusiones que esto podía tener para posibles efectos de ectoplasmía, necesarios para el atendimiento a ciertos espíritus sufrientes. Por lo tanto, el cuestionarnos sinceramente las verdaderas razones del porqué asistimos a las reuniones mediúmnicas es básico para nuestra adaptación al grupo mediúmnico, a no ser que queramos correr el riesgo de que en vez de ayudar, perjudiquemos el trabajo.

Una vez que tenemos claro qué queremos de la mediúmnidad, (a lo que nos puede ayudar, y mucho, el conocimiento del espiritismo, -y cuando digo conocimiento no me refiero solo a la lectura de algún libro o a la asistencia al grupo durante algunos meses, sino a un estudio racional de los planteamientos de la doctrina espírita), -cuando ya lo tenemos claro, decíamos, llega la hora de pasar a formar parte del grupo mediúmnico, lo que no significa que ya se deba y pueda empezar a trabajar con la mediúmnidad.

Como dijimos en el párrafo precedente, si ya tenemos claro para qué queremos asistir a las reuniones mediúmnicas, y este deseo coincide con la propuesta que tiene el espiritismo con la mediúmnidad, nos queda la preparación para el trabajo. 

Esa preparación debe ser estudiada y planificada cuidadosamente por el centro espírita, ofreciendo a los integrantes del grupo mediúmnico una formación correcta y clara de la mediúmnidad, aprendiendo los peligros que una práctica incorrecta acarrea, las dificultades comunes que suelen surgir en el ejercicio de la mediúmnidad, las condiciones necesarias para saber identificar correctamente a los espíritus y un largo etc.

Esta tarea de preparación para las actividades mediúmnicas no puede estar supeditada a un tiempo exacto y determinado. No creo que sea correcto, (siempre hablando desde mi modesta opinión) establecer un tiempo tras el cual ya se pueda comenzar a participar de las reuniones mediúmnicas. Todo dependerá de factores como el interés mostrado, la seriedad con que se enfrente el trabajo, la afinidad con el grupo mediúmnico, la comprensión del espiritismo, la asiduidad a las reuniones de estudio… Serán estas características las que irán dando información al grupo para determinar si se puede ya participar en reuniones de contenido mediúmnico, o aún es mejor esperar un poco más.

Ante esto último, prefiero pecar de prudente a ser aventurero. Si la persona ya está preparada y espera un poco más nada se pierde, pero si no está preparada y se comienza con las actividades mediúmnicas las consecuencias pueden ser desastrosas, como lo demuestra la experiencia en muchos casos. Por otro lado, cuando realmente se tiene interés, se sabe aceptar el periodo de aprendizaje teórico y no se tiene impaciencia por empezar. La impaciencia por empezar suele ser señal de que aún no estamos lo suficientemente preparados para la tarea.

Decía Abraham Lincoln: “Si me dan 8 horas para cortar un árbol, pasaré 7 afilando el hacha” Lo que significa que para hacer un buen trabajo el trabajador debe prepararse convenientemente. Concienciarse de esto evitará muchos quebraderos de cabeza a los miembros de una reunión mediúmnica, y el grupo espírita no puede obviar su responsabilidad delante de los trabajos que se desempeñan bajo su tutela, sin recurrir a las consabidas fugas de responsabilidad cuando algo no sale bien: “Si ha pasado así es porque tenía que ser así” o “Si esta persona abandona el grupo y el trabajo es porque los obsesores la han apartado”. Siempre debemos mirar  hacia adentro y verificar si hubo responsabilidad de nuestra parte, principalmente para corregir los posibles errores ante futuros problemas.

Bien, el grupo mediúmnico está convenientemente preparado para comenzar las actividades mediúmnicas. ¿Qué hacer? ¿Qué tipo de trabajo se llevará a cabo? ¿Qué papel debe desempeñar cada integrante? ¿Cómo actuar ante posibles problemas o eventualidades?

La respuesta a todas estas preguntas habrá de ser meditada y reflexionada convenientemente por el grupo mediúmnico. Por ejemplo, cuando en la Asociación Espírita de San Carlos del Valle comenzamos los trabajos mediúmnicos, después de estar durante un tiempo de 3 años y algunos meses preparándonos todos los integrantes por medio del estudio, decidimos elaborar lo que llamamos un “Patrón de trabajo para las reuniones mediúmnicas”, en el que todo el equipo mediúmnico fuimos elaborando la dinámica que tendrían nuestras reuniones. Para elaborar este patrón de trabajo, nos valimos de varios factores, entre los cuales cabe destacar ciertos libros que hablan sobre reuniones mediúmnicas, nuestra propia experiencia, las condiciones propias del grupo de personas que íbamos a trabajar…

Con ello lo que pretendimos es poder recoger, de forma clara y accesible para todo el mundo, cuál sería la forma de trabajar de nuestro grupo. Durante algunas reuniones nuestro único objetivo fue elaborar dicho patrón de trabajo, procurando contemplar el máximo número de circunstancias previsibles, y la forma en la que se solventarían. De esta forma, la dirección de los trabajos correspondía no a una persona sino a todo el grupo, lo que permitía dos cosas: Tener más opiniones al respecto y evitar que nadie pudiera posteriormente recriminar nada al grupo, puesto que antes de entrar ya sabía la forma de proceder. Este patrón de trabajo no era definitivo, sino que podía ser revisado, ampliado o corregido, a medida que fuesen surgiendo nuevas cuestiones o se verificase qué procedimientos anteriores no estaban bien contemplados. Así pues se abordó temas como el horario, la puntualidad, la incorporación de nuevos miembros, médiums que no ejercen un control de su mediúmnidad en determinado momento, forma de estudiar las comunicaciones, etc., lo que permitía que hubiera homogeneidad entre todos los participantes, ya que el procedimiento había sido delineado entre todos, eso sí, teniendo siempre como base la doctrina espírita.

Por supuesto no pretendo hacer creer a nadie que ese es el mejor procedimiento, lo explico aquí porque me parece que es una forma democrática y sensata de hacer las cosas. Además, pudimos observar que los resultados fueron buenos, lo que no quiere decir que no surgieron problemas y que todo se hizo sin dificultad. 

No se trata de anular la dificultad o los problemas, lo que es imposible, lo que se pretende es buscar la mejor forma de encontrar una solución. Por eso, considero que la metodización del trabajo mediúmnico es muy importante e imprime un carácter de seriedad necesario para las actividades de orden mediúmnico.

Para terminar la cuestión de las reuniones mediúmnicas en el grupo, me gustaría hacerlo con unas reflexiones en relación al estudio del trabajo. Es importante el estudio teórico de la mediúmnidad, no diría importante, sino imprescindible. Mas si el estudio de la parte teórica de la mediúmnidad es imprescindible, no lo es menos el estudio del trabajo mediúmnico propiamente dicho.

El estudio del trabajo que el grupo mediúmnico realiza tiene la finalidad de permitir que el grupo progrese. Es gracias a ese estudio constante que los médiums van perfeccionando sus facultades mediúmnicas, los médiums de apoyo van aprendiendo a mantenerse cada vez más en sintonía con los guías de la reunión para prestar su valioso auxilio, los pasistas comprenden mejor su papel en la transmisión benéfica de energías saludables y los “adoctrinadores” a ir perfeccionando sus técnicas de auxilio y ayuda a los espíritus sufrientes, además de sintonizar con los espíritus encargados de conversar con los necesitados para esclarecerlos en relación a su situación y el nuevo rumbo a adoptar. Por ello, la sinceridad y la honestidad deben ser compañeras de todo grupo mediúmnico, como también la humildad, única capaz de enseñarnos a ver los errores que lógicamente, como novicios en la materia, vamos cometiendo.

Pero este estudio no solo pretende ver los posibles errores para aprender de ellos y no cometerlos más, sino también las conclusiones y reflexiones que se pueden extraer de todo el trabajo. Consideremos que todos podemos aprender de todos, incluso de nuestros hermanos desencarnados que presentan dificultades y conflictos en el mundo espiritual. Observándolos podremos tener mejor idea del mundo que nos aguarda después de nuestra jornada en la tierra, así como también podemos aprender las consecuencias que tienen nuestros comportamientos, viéndonos reflejados en muchos de ellos. Todo ese material de aprendizaje es necesario para que el grupo crezca y se desarrolle convenientemente, y el grupo espírita habrá de velar por esto, permitiendo y garantizando el progreso constante de las actividades mediúmnicas, como también las del estudio y divulgación.

En síntesis, el centro espírita tiene el deber de velar porque los trabajos se realicen de forma correcta, procurando la seriedad y la elevación de miras, usando siempre la autocrítica y el deseo de mejorarse. Si nosotros como individuos reconocemos nuestras carencias y nuestras metas de progreso, por supuesto que como individuos que trabajamos gregariamente en un bien común, podemos y debemos luchar por el progreso de nuestro grupo, permitiendo que él permanezca saludable por medio de la renovación y el perfeccionamiento del mismo, que empieza, lógicamente, por nuestro propio perfeccionamiento.

Juan José Torres

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