El Centro Espírita 1


Parte 1 -¿Qué es el centro Espírita?

En primer lugar, comenzamos por responder a la pregunta ¿qué es el centro espírita?

La respuesta a esta pregunta no entraña demasiada complejidad. Podemos definir el centro espírita como la asociación de un grupo de personas cuya finalidad es la práctica del espiritismo.

En la simplicidad de esta definición, encontramos que el centro espírita no es en realidad el lugar físico, (que también tiene importancia) sino sobre todo, las personas que lo componen. Por lo tanto, la calidad de los trabajos que se realicen en el centro espírita va a depender del compromiso, la dedicación, la seriedad y el respeto con que los miembros del centro realicen las actividades.

Es por esto, y considerando la importancia que tiene el centro espírita para la marcha y divulgación del espiritismo, que nos proponemos escribir este estudio, sin la pretensión de dar por agotado el tema ni de establecer puntos indiscutibles. 

Todo lo contrario, son simplemente reflexiones que nos ayudaran a meditar, con las que se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo, que podrán ser acertadas o erróneas, pero que indudablemente nos ayudarán a ir comprendiendo cada vez mejor el centro espírita y su importante papel en el movimiento espírita.

Al ser un tema complejo, la extensión de este será considerable, por eso lo vamos a dividir en partes como hemos hecho con otros estudios de modo que se facilite la lectura a los usuarios.

Hemos contestado a la primera pregunta, ¿Qué es el centro espírita?  Pasamos a ver algunos aspectos importantes en relación a el centro espírita.

El primero de ellos está relacionado con la organización del centro espirita. 

¿Cómo se organiza? ¿Quién lo dirige? ¿Qué orientación debe tener el centro espírita?

En cuanto a cómo se organiza, consideramos que el centro espírita no deja de ser una asociación, y como toda asociación, estará organizada por una serie de normas y reglamentos que serán los que determinen las características de dicha asociación. A estas normas y reglamentos se les llama estatutos.

Por lo tanto, el primer paso para la formación del centro espírita, es la elaboración de unos estatutos, que serán revisados y aprobados portodos los miembros del centro espírita y posteriormente por la administración para la inclusión del centro espírita en el registro de asociaciones. Ponemos en negrita que los estatutos deberán ser revisados y aprobados por todos los miembros del centro espírita, porque es muy común en los centros copiar los estatutos de otros centros y darlos a los socios para que los firmen sin más. Con todo el respeto, esto me parece una ligereza.

Si consideramos que la dirección del grupo será totalmente democrática y basada en los acuerdos a los que se lleguen por todos los socios, el primer acuerdo y más importante será establecer unas normas en relación con la asociación, sobre las cuales ésta va a establecer su actuación futura. Todo el tiempo y dedicación que se emplee en la elaboración de estas normas, procurando que ellas puedan solventar posibles situaciones en el grupo será una seña de calidad en el grupo.

Hemos podido comprobar en nuestra experiencia en centros espíritas, que muchos de los problemas que surgen en los mismos lo hacen simplemente por no tener unas normas claras y bien establecidas. Cuando esto sucede, unas personas, (generalmente el presidente y algunos cercanos a él) toman decisiones en base a sus propios criterios, y estas decisiones podrán ser correctas o incorrectas. No podemos olvidar que todos nosotros no dejamos de ser seres humanos, con las virtudes y defectos propios de los seres humanos, y que es natural que en determinadas ocasiones nos equivoquemos. Si el presidente y sus allegados lo ven así, comprenderán que pueden equivocarse y tendrán siempre en cuenta la opinión de todos para quedarse con la mayoritaria para decidir, pero si consideran, como desgraciadamente muchos lo hacen, que están tocados por la espiritualidad superior, que sus decisiones son inspiradas por los guías, generarán un problema en relación a sus compañeros que no siempre van a estar de acuerdos con su decisiones, y como no se les pregunta, se empieza a genera un estado de animosidad entre ellos y los que toman las decisiones.

Esto podría solucionarse muy fácilmente si aprendiéramos a escuchar a nuestros compañeros, pero en vez de eso tomamos una actitud infantil y comenzamos a decir que quieren crear polémica, que no nos respetan, que están influenciados por la espiritualidad inferior y cosas como estas, es decir, transferir hacia los demás nuestras propias responsabilidades.

Es importante comprender que todo el mundo tiene derecho de poder opinar, y esa opinión es libre. Pensar que alguien está influenciado por la “espiritualidad inferior” porque simplemente opine de forma distinta a nosotros es evidencia clara que de asumimos nuestra superioridad con respecto a él, siendo este comportamiento ajeno al espíritu del espiritismo, mientras que si concedemos al otro la posibilidad de opinar y elaborar las normas que van a regir el grupo, discutirlas, revisarlas y analizarlas, estaremos poniendo en práctica hacia nuestros compañeros los principios de respeto, fraternidad y caridad que nos enseña la doctrina espírita.

A partir de aquí, el centro actuará como una sociedad democrática dentro de un estado de derecho, es decir, no tendrá un líder que tome decisiones relacionadas con el centro, sino serán los estatutos y el reglamento interno los que determinen la dirección y organización del centro espirita. Si de verdad aprendiéramos a obrar de esta forma, ¡Cuantos problemas no se evitarían! ¡Cuántas situaciones embarazosas no serían sofocadas! Y ¡Cuantas personas, con un buen potencial y capacidad no abandonarían los grupos espíritas!

Cuando hablamos de los estatutos y del reglamento interno muchos espíritas se sorprenden, puesto que un centro espírita es un lugar de trabajos espirituales, y la cuestión de los estatutos lo liga a un terreno más administrativo. Esto, desde mi modesta opinión, es un error, ya que los estatutos no implican una reglamentación puramente administrativa sino también doctrinaria. Además, cuando un centro, (y hablamos por experiencia y a riesgo de ser repetitivos) ha elaborado unos estatutos totalmente democráticos, racionales, buscando en todo momento el bien del centro y de las personas que lo componen, y se guía por esos acuerdos, son ahorrados muchos problemas posteriores, que vienen de la falta de previsión y de la toma de decisiones individuales, con las que no siempre todo el mundo está de acuerdo.

Por lo tanto, siempre serán pocos los esfuerzos que hagamos para elaborar un reglamento de actuación para nuestro centro, de forma que todo el mundo sepa cómo actuar en un momento determinado.

Además, como los estatutos y el reglamento interno son redactados por todos los miembros del grupo, son votados por todos ellos, la dirección del grupo siempre será democrática, y no recaerá en una sola persona, que siempre puede equivocarse a la hora de tomar determinadas decisiones.

Así pues, y siguiendo con la dirección del centro, esta recae sobre la Asamblea General, es decir, en todos los miembros del grupo. Esto es FUNDAMENTAL para la armonía y el buen hacer de un centro espírita. Por lo tanto, se hace necesario que todos los miembros del grupo tengan acceso a toda la información que el grupo dispone, para que puedan tomar decisiones con conocimiento de causa. Esto es fundamental para la salud de un grupo espírita, ya que si el grupo mantiene informados a todos sus miembros, ellos se van a sentir cómodos en el grupo, van a ver que se confía en ellos y que se les tiene en cuenta, mientras que si un miembro de un grupo observa que no se le informa de nada, se toman decisiones sin consultarlo y no participa activamente del grupo, se sentirá excluido y esto le llevará a ir apartándose poco a poco del grupo, al comienzo emocionalmente y posteriormente físicamente. Evitar esto es deber del grupo espírita y la única forma es la claridad y la transparencia en todos los enfoques del grupo.

Por ello mismo, la Asamblea General debe reunirse periódicamente, en intervalos de tiempo que serán expuestos en los estatutos y el reglamento interno. Esta reunión tendrá una doble finalidad, por un lado será informativa y por otro resolutiva, es decir, en esta reunión, a la que estarán convocados todos los miembros del grupo, se informará de todo lo relacionado con el grupo durante el periodo que va desde la última reunión a la actual, y se tomarán las decisiones correspondientes al próximo periodo. De esta forma la Asamblea General será siempre la que velará y determinará la dirección del grupo, en un ejercicio de democracia y respeto.

Entonces, ¿Para qué un presidente? ¿Para qué una junta directiva?

Lógicamente, la junta directiva es necesaria, puesto que si es cierto que hay un reglamento que va a determinar la dirección del centro y una Asamblea General que determinará las actividades y actuaciones del grupo, es necesario que existan unas personas que se encarguen de hacer que todo esto se cumpla. Esta es la labor de la junta directiva, que por supuesto, no estará compuesta solo por el presidente, sino también por un vicepresidente, un secretario y un tesorero, además de vocales en función del número de socios del centro. Será en los propios estatutos, donde se enumeran y relacionan las actividades de cada miembro de la junta directiva así como los plazos de reuniones ordinarias, tanto de la asamblea general como de la junta directiva.

Por último, en esta primera parte, me gustaría hablar de la orientación del centro espírita. Es un tema fundamental, y le cabe tanto a la Junta Directiva como a la Asamblea General velar por que esta orientación esté basada en los principios fundamentales de la Doctrina Espírita.Un Centro Espírita es un lugar de estudio y de práctica del Espiritismo, por lo que se velará que sea mantenida la pureza doctrinaria, sin mezclar ideas que puedan venir de otras doctrinas de vida, que son totalmente respetables y válidas, y en muchas ocasiones similares a las ideas que la doctrina espírita propone, pero es importante diferenciar claramente la procedencia de las mismas, para que no se pueda confundir las ideas espíritas con otras que no lo son. 

¿Significa esto que se evitará hablar de todas estas ideas? Por supuesto que no. 

En el centro espírita, y siempre que se haga con respeto, se puede hablar de todo, pero siempre desde la claridad, indicando qué ideas pertenecen al espiritismo y que ideas no pertenecen a él. Esto evita que poco a poco iniciemos una mezcla de ideas que al final desemboca en algo totalmente ajeno al espiritismo, como desgraciadamente estamos viendo en algunos casos. (Cuando decimos que en un centro espírita se puede hablar de todo no lo decimos de forma absoluta. Debido a la gravedad y seriedad de las reuniones, evidentemente no se abordarán temas que sean impropios de la naturaleza de la reunión. No sería lógico, -y lo digo como ejemplo- hablar del último partido de la selección, ni de cuestiones que por su naturaleza sean totalmente ajenas a la finalidad de la reunión)

Si estudiamos con atención a Kardec, comprobaremos que él siempre estuvo abierto a todo tipo de ideas. El espiritismo es esencialmente una doctrina de análisis y lógica, por lo que prohibir dentro del espiritismo esto o aquello estaría en contra de su esencia. Más esto no impide que mantengamos la claridad en cuanto a lo que es y no es el espiritismo. Estudiar todo, leer de todo y analizar todo no significa caer en sincretismos injustificados que solo crean confusión y desnaturalizan lo que es la doctrina espírita, sobre todo cuando se incluyen aspectos esotéricos que no hacen parte del espíritu de la propia doctrina.

Bastante confusión existe hoy en día sobre el espiritismo, como para que nosotros, los espíritas, nos sumemos a esa confusión. Yo creo que una de las labores actualmente más importantes de los espíritas, consiste en mostrar qué es y qué no es espiritismo. Por lo tanto, el centro espírita presentará siempre el espiritismo con fidelidad a lo que él es.

Hace años fui invitado para realizar unos programas de radio. Después de hacer el primero, el director de la cadena me llamó a su despacho y me dijo que todo eso estaba muy bien, pero que él quería otra cosa. Más o menos era que yo hablara de los espíritus y que la gente me llamara para hacerme consultas sobre su vida. Le indiqué que no lo haría, que yo tenía que ser fiel al espiritismo. Él me dijo que lo entendía, pero que intentara también atender a sus indicaciones. Por supuesto no lo hice, y después de algunos programas me llamó para indicarme que no seguiría la cadena con esa emisión. En ese momento entendí que para mí era preferible no seguir haciendo el programa, a continuar y desvirtuar lo que realmente es el espiritismo, que no tiene nada que ver con la visión morbosa que el director del programa quería darle.

¿Por qué cuento esto? Porque muchas veces podemos caer en la tentación de ajustar el espiritismo a lo que los demás quieren que sea, con la excusa de que se queden en el grupo espírita, es decir, dar al público lo que el público quiere, sin tener en cuenta que a veces lo que el público quiere no es espiritismo, sino otra cosa. “Que no pase esto en nuestros centros espíritas, que lo que se enseñe ahí sea realmente espiritismo, y si lo que una persona busca no está dentro de lo que el espiritismo ofrece, tiene libertad absoluta de buscar en otro sitio, en un respeto total por sus ideas y libertad”.

Juan José Torres

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