Una visión Cristiana de la homosexualidad

Al ser identificados los matices homosexuales de las personas en esa dimensión de experiencia, es imperioso ofrecerles el amparo educativo pertinente, en las mismas condiciones con que se administra instrucción a la mayoría heterosexual de la sociedad

JORGE HESSEN

Las múltiples experiencias humanas por la reencarnación y los repetidos contactos con ambos sexos proporcionan al Espíritu las tendencias sexuales en la femineidad o masculinidad, y este (el espíritu) reencarna con ambas polaridades que se juntan, a veces contrariando los impositivos de la anatomía genital y el de la educación sexual que lo acoge en su ambiente cultural. Conforme esas experiencias, se inclinará para cualquiera de las dos opciones y no siempre de acuerdo con su aspiración interior, que podrá ser lo contrario a lo que determina el medio sociocultural.

Emmanuel enseña en su obra “Vida y Sexo” que el “Espíritu pasa por una cantidad inmensa de reencarnaciones, tanto femeninas como masculinas, lo que sedimenta el fenómeno de la bisexualidad, más o menos pronunciado, en casi todas la criaturas”.

Tal vez ocurran factores educacionales que puedan contribuir para despertar en el individuo las tendencias sepultadas en lo profundo de su inconsciente espiritual. Y aunque desempeñe papeles de acuerdo con su anatomía genital, y que su psiquismo se constituya de acuerdo con una opción sexual, podrá ocurrir que despierte deseos de tener experiencias con personas del mismo sexo.

Sobre esa perspectiva hay estudiosos que defienden la no interferencia educacional en el desarrollo de la homosexualidad, de acuerdo con el consenso de los estudios psicológicos actuales, ya que el cerco alrededor de todo el proceso educacional es, en su mayoría, heterosexual.

Se afirma también, que el homosexual, cuando desempeña papel heterosexual, es siempre en función de conflictos provocados por el medio social, en el que no alcanza realización y habitualmente recurre a fantasías homosexuales para alcanzar efectos heterosexuales. Cuando hay realización, tanto homo como heterosexual, entonces estaremos delante de la bisexualidad manifiesta.

Aunque la Psicología confirme la identidad bisexual de alguien, puede ocurrir, no necesariamente, que en realidad la persona sea un homosexual intentando una vivencia doble en función de factor de conflicto. Este hecho podrá tumultuarle la conciencia caracterizando un trastorno psíquico emocional, aunque los trastornos nunca sean en función de la homosexualidad en sí, más de la acción de los preconceptos sufridos por el individuo (2) .

Algunos estudios sugieren que la expresa opción sexual está abandonada por la Psicología

La convivencia del Espíritu con el sexo opuesto al que adoptó en cada encarnación, bien como aquellas en que ejerció su opción sexual, irán a plasmar en su psiquismo las tendencias típicas de cada polaridad. Sabemos también que existen estudios explicando que la expresión sexual está abandonada por la Psicología, desde que la tendencia sea manifiesta; de esa forma, el entorno donde vive, en nada colabora para la existencia de opción. Se afirma, todavía, que admitir opción para homosexualidad seria también admitir un enorme masoquismo, delante de toda la adversidad que cerca el individuo en relación a la homosexualidad.

Explica Emmanuel: “La homosexualidad, también llamada hoy transexualidad (3) , en algunos círculos científicos, se define en el conjunto de sus características, por la tendencia de la criatura para la comunicación afectiva con otra criatura del mismo sexo, no encontrando explicación fundamental en los estudios psicológicos que tratan del asunto en bases materialistas, más es perfectamente comprensible, a la luz de la reencarnación”.

En la cuestión 202 de El Libro de los Espíritus, Allan Kardec preguntó a los Espíritus: “¿Cuándo está errante, prefiere el Espíritu encarnar en el cuerpo de un hombre, o en el de una mujer?” -“Eso le importa poco”, respondieron los Benefactores; “lo que lo guía en la elección, son las pruebas por las que tenga que pasar.”

La genética ha intentado encontrar genes que explicarían la homosexualidad como siendo desvío del comportamiento sexual. La psiquiatría intentó encontrar enzimas cerebrales que podrían influir en el comportamiento sexual. Algunos sexólogos explican que es una preferencia sexual (recordando aquí que oficialmente la expresión opción fue abolida) (4) . Pero la sede real del sexo no se encuentra en el vehículo físico, sino en la estructura compleja del Espíritu. Es bajo ese prisma que debemos encarar las cuestiones relacionadas al sexo. “La colectividad humana aprenderá, gradualmente, a comprender que los conceptos normalidad y de anormalidad dejan mucho a desear cuando se trate simplemente de señales morfológicas. (5) ”

Con la liberación sexual en la sociedad contemporánea, la tolerancia a la homosexualidad aumentó

No podemos confundir homosexualidad con desvío de carácter, hasta porque los deslices sexuales de cualquier tendencia tiene procedencias diversas. Sus raíces genésicas pueden venir de profundidades íntimas insondables. “La propia filogénesis del sexo, que comienza aparentemente en el reino mineral, pasando por el vegetal y el animal, para después llegar al hombre, presenta enorme variación de formas, inclusive la autogénesis (generación espontánea) de los virus y de las células y la bisexualidad de los hermafroditas”, lo que para algunos investigadores justificaría el surgimiento de lo que serían los desvíos sexuales congénitos. 

Especialistas dicen también que actualmente el concepto desvío ha cambiado, y un homosexual que se fuerce a la heterosexualidad seria considerado como un desvío.

Con la liberación sexual y la ascensión del feminismo en la sociedad contemporánea, la tolerancia a la homosexualidad aumentó, permitiendo que una gran cantidad de personas que vivian en el anonimato se expresen naturalmente, gracias a la lucha de los homosexuales por sus derechos en todo el mundo, forzando hasta cambio de las legislaciones. Chico Xavier explica, de forma clara, lo siguiente: “No veo personalmente cualquier motivo para criticas destructivas y sarcasmos incomprensibles para con nuestros hermanos y hermanas portadores de tendencias homosexuales, a nuestra manera de ver, iguales a las tendencias heterosexuales que tienen la mayoría de las criaturas humanas. En nociones de dignidad del espíritu, no consigo entender por qué razón ese o aquel preconcepto social impediría a cierto número de personas  trabajar y ser útiles a la vida comunitaria, únicamente por el hecho de haber traído desde la cuna características psicológicas y fisiológicas diferentes de la mayoría. (…) Nunca vi madres y padres, conscientes de la elevada misión que la Divina Providencia les delega, despreciar un hijo porque haya nacido ciego o mutilado. ¿Sería humana y justa nuestra conducta en patrones de menosprecio y desconsideración, ante nuestros hermanos que nacen con dificultades psicológicas? Creo que es importante recordar aquí que las dificultades psicológicas son por causa de conflictos por el preconcepto. Vencido el preconcepto, por el propio individuo, cesa el conflicto psicológico. Está claro que sería pedir de más que Chico llegase hasta ahí en sus declaraciones, porque en la época de la entrevista ya lo hizo en una actitud de mucha autenticidad y coraje delante de la verdad (6) .

La Doctrina Espírita no condena la homosexualidad; al contrario, la respeta

La Doctrina Espírita es libertadora por excelencia. Ella no tiene el carácter tacaño de imponer sus postulados a las criaturas, haciéndolas infelices y deprimidas. La energía sexual pide equilibrio en su uso y no abuso o represión. La Doctrina Espírita no condena la homosexualidad; al contrario, nos recomienda el respeto y fraterna comprensión para con los que tienen preferencias afectivas homosexuales. Muchas veces, puede ser que alguien, tocado por el apelo permisivo que explota de las aguas toxicas del exacerbado erotismo, sumado a los diversos incentivadores, como los falsos científicos de la depravación, que pueden estar desestructurando su sincero proyecto de edificación moral, a través de una conducta sexual equilibrada. Por eso mismo, no puede ser discriminado, ni rechazado, pues el mensaje de Jesús es de “amar al prójimo como a sí mismo”.

Como ya vimos con Emmanuel en el comienzo de esta exposición, no hay masculinidad plena, ni plena femineidad en la Tierra. Lo mismo que la mujer tiene algo de viril, el hombre también tiene algo de femenil. Antiguamente, la educación era muy rígida y represiva, contribuyendo para encuadrar al individuo homosexual de acuerdo con la expectativa social alrededor, contrariando sus tendencias espontaneas.

Asumir la homosexualidad no significa lanzarse a un universo de actitudes extremadas y desafiadoras ante su grupo de relacionamiento familiar o profesional, “más si hacer un profundo ejercicio de auto-aceptación, afirmándose por dentro, a fin de poder reconocerse ante sí mismo y delante de su círculo de amigos y parientes. El verdadero desafío es la construcción interna para orientar con equilibrio saludable los deseos. Y no estamos aquí refiriéndonos exclusivamente el deseo sexual y sí a toda especie de deseos que comandan la vida de las criaturas”.

Emmanuel enfatiza: “El mundo ve en la actualidad, en todos los países, extensas comunidades de hermanos de esa condición, sumando millones de hombres y mujeres, solicitando atención y respeto, con los mismos derechos que tienen las criaturas heterosexuales”. La homosexualidad no  puede, por tanto, ser clasificada como una psicopatía o comportamiento merecedor de discriminación o medidas represivas. El homosexual, o el transexual, especialmente este último (7) , merece toda nuestra comprensión y ayuda, para que él pueda vencer su lucha de adaptación a la identidad de ahora o al nuevo sexo adquirido con el renacimiento.

Tanto el homosexual como el heterosexual deben buscar su reforma interior

Otra cuestión extremadamente controvertida, para muchos cristianos, es la posibilidad de la unión estable (matrimonio) entre dos personas del mismo sexo. Ante la miopía preconceptuosa del falso purismo religioso de la grandísima mayoría de cristianos supuestamente “puros”, eso es una blasfemia. Esto hace el tema bastante complejo, y no nos atrevemos a opinar con la palabra definitiva. Estamos, por tanto, abiertos a discusiones. Aunque, después de reflexionar bastante sobre el asunto y, sobre todo, teniendo como cimiento las opiniones de Chico Xavier, entendemos que la unión estable (matrimonio) entre homosexuales puede ser legitima, hasta porque cada uno debe saber para sí lo que mejor orienta su propia felicidad. Solo conseguiremos entender mejor la cuestión homosexual después de que estemos libres de los preconceptos que nos acompañan hace muchos siglos. Nos atrevemos a afirmar que la legalización del matrimonio entre dos personas del mismo sexo es un avance de la sociedad, que estará apenas reglamentando lo que de hecho ya existe (8) .

Tanto el homosexual como el heterosexual debemos buscar nuestra reforma interior, no cediendo a los impulsos instintivos y sensuales que nos comprometan moralmente. Recordemos: lo que es lícito al heterosexual, también lo es al homosexual. Ambos necesitan “distinguir en el sexo la sede de energías superiores que el Creador concede a la criatura para equilibrarle las actividades, sintiéndose en el deber de resguardarlas contra los desvíos susceptibles de corromperlas. El sexo es una fuente de bendiciones renovadoras del cuerpo y del alma”.

Es necesario, por tanto, reconocer que al ser identificadas las señales homosexuales de las personas en esa dimensión de experiencia, es imperioso ofrecerles el amparo educativo pertinente, en las mismas condiciones con que se suministra instrucción a la mayoría heterosexual de la sociedad.
Creemos, por fin, que estas ideas podrán llevar, a cuantos las lean, a meditar, sobre este asunto, recordando que la homosexualidad transciende en sí misma la simple cuestión de permuta sexual.

(1) El título del artículo dice: Una visión Cristiana de la homosexualidad. Hemos querido mantener el título original, aunque en realidad, la visión Cristiana de la homosexualidad no es homogénea, ya que muchas doctrinas definidas como cristianas, tienen una opinión diametralmente opuesta a la expresada en este artículo. Incluso en el propio espiritismo hay diversidad de opiniones al respecto de la homosexualidad, aunque en nuestra percepción, la mayoría comparte la opinión expresada por el autor.  (Nota de Córdoba Espírita)

(2) Es muy importante la reflexión que hace al autor en este párrafo. Cuando desde una postura espiritual, como la que existe en buena parte de los espíritas, se habla de la educación del homosexual, en ningún momento se hace en base a un criterio de que la condición homosexual necesita una educación propia y distinta a la educación que se pueda tener en la condición heterosexual. Lo que sucede en muchas ocasiones, es que los conflictos sociales o familiares que sufre un homosexual, pueden desencadenar problemas en él, que no serán consecuentes de su condición, sino del medio social en el que vive. Por eso creemos que es fundamental que exista una educación hacia la homosexualidad no para homosexuales, sino para la propia sociedad, de forma que el tema se vea con toda la naturalidad y respeto que meceré, a fin de que la homosexualidad viva de forma integrada en la sociedad. (Nota de Córdoba Espírita)

(3) Actualmente, existe una clara diferencia entre homosexualidad y transexualidad. El homosexual es quien siente atracción afectiva y sexual hacia una persona del mismo sexo pero conserva su identidad sexual, mientras que el transexual es aquel en el que sus características morfológicas y anatómicas no coinciden con su psiquismo. En un lenguaje más coloquial, el homosexual hombre, por ejemplo, siente atracción hacia otros hombres, pero él se siente hombre y está bien con su cuerpo. El transexual hombre es aquel que se siente mujer en el cuerpo de un hombre. (Nota de Córdoba Espírita)

(4) En la actualidad, como bien dice el autor, el concepto de opción no se contempla para referirse al carácter homosexual,  como tampoco que sea una preferencia. La Postura más extendida actualmente se refiere a condición. (Nota de Córdoba Espírita)

(5) Es interesante la referencia que hace el autor en relación al texto de Emmanuel. ¿Qué es normal o anormal? Muchas veces, lo considerado normal no deja de serlo en virtud de unos preconceptos sociales, que catalogan lo normal o anormal según parámetros reduccionistas y que cambian a medida que el progreso desarrolla las sociedades. (Nota de Córdoba Espírita)

(6) Recordamos que la respuesta de Chico Xavier fue dada en el año 1971 en el programa Pinga Fogo. Lógicamente en aquel año, los conceptos de homosexualidad, bisexualidad, transexualidad etc., eran totalmente despreciados por la sociedad, que imponía fuertes presiones a las personas cuya condición no era la considerada normal. Chico Xavier, como aclara el autor, habla dentro del contexto de su época. (Nota de Córdoba Espírita)

(7) Al hacer mención a que es especialmente el transexual quien merece nuestra comprensión y respeto, no quiere excluir a otras condiciones sexuales. Pensamos que hace referencia al transexual ya que éste presenta una disociación entre su naturaleza psicológica y su estructura orgánica. (Nota de Córdoba Espírita)

(8)En este punto consideramos, junto con el autor, que la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo es un progreso social que tiende a equipar en igualdad y desechos a todos los seres humanos, y por lo tanto constituye un avance en los conceptos de igualdad y libertad. (Nota de Córdoba Espírita)

Traducido del portugués por Pedro Rodríguez

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